miércoles, 20 de junio de 2012

Sombras, nada más...

(tres microcuerntos al hilo



Avanzo tres pasos y ella hace lo mismo. Camino otros diez y siempre ella está allí, anticipada. Cada vez que intento alcanzarla, no  puedo, como tampoco puedo entender porque Galeano se empecina en llamarla utopía.
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La Mujer Maravilla comenzó a girar y una estela de reflejos salpicó las paredes. El  Hombre Invisible la contempló con envidia.
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Era un perfecto triángulo amoroso. Hasta que ella decidió apagar la luz para desnudarse de sus sombras.



                                                                                                                          jcp

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Historias minimas-c

  Esa lágrima en la mejilla, ahí le apunté