domingo, 21 de abril de 2024

ELOGIO DE LA LUCHA


 Unas palabras iniciales para el libro de Federico Martocci y Pablo Volking, "La HuelgaAgraria de 1919", primera ediciójn de La Tinajera”, colección que surge de la iniciativa conjunta entre la Cooperativa Editorial 7 Sellos, el Instituto de Estudios Socio-Históricos y la Facultad de Ciencias Humanas - UNLPam

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ELOGIO DE LA LUCHA
Los ojos son acerados, tenaces, eterminados. La mirada descansa en un punto infinito que acaso enclaustre misterios, algún acontecer, presagie destinos. El busto del hombre permanece en la penumbra del salón que lo protege. Cada tanto, con escrupulosa puntualidad, un resquicio del ventanal deja filtrar un reflejo que ilumina su rostro, al tiempo que realza la trabajosa simetría del piso del Club Juventud Unida.
La escultura, de autor ignoto, de tanto en tanto es acariciada con morosidad por contemplaciones de exaltada admiración y respeto. Estas emociones son las que sigue suscitando –de un siglo a otro- la figura de Antonio Buira, el laborioso constructor de un mundo mejor.
Se hace ocioso presentarlo. Emergerá, diáfano, elocuente, ejemplar, en las páginas, preñadas de reivindicación y enjundia, de este libro destinado a resaltar al valeroso pionerismo de una época donde la utopía parecía residir a la vuelta de la esquina.
Rigurosos, dedicados, generosos, estos jóvenes autores -que nos lisonjean con su amistad- alientan a nuevas proyecciones de un universo de la gleba ofendido e insurrecto.
Bienvenido es te tratado que a la par que retrata un momento germinal del siglo veinte, presenta esta investigación como un vademécum, un didáctico manual de operaciones en cuyas páginas puedan refugiarse las nuevas generaciones.
No otra cosa consagró la lucha agraria. Labró senda,s amplificó conductas, alzó banderas de alerta que flamearon en “la rebelión de los rusos”, patrocinó la resistencia de los santos ácratas de Jacinto Aráuz, señalizó una melga a cielo abierto a los salineros de los setenta y bendijo la obstinada desobediencia de las mujeres campesinas en los noventa.
Este volumen, asimismo, ya tiene otro prólogo implícito: es el que deviene en la mente del lector por la recreación de un clima, un color de época, la agridulce enseñanza de “Pare y Largue”. Semblanzas tan vívidas que cohabitan con la descarnada descripción del desamparo contenida en “Pampa de Furias”
En cada página brota el paradigma y engorda el magisterio. Buira antes del bronce, conduciendo, enseñando, arengando. Nunca sólo, porque él también propugna, a la manera de Oesterheld, que los que valen son los héroes colectivos.
Donde vaya ahí estarán Manovela, el gringo Tarquini, azada en alto, Demetrio, protector, algunos novenarios perplejos, Noguera, levantando la visera de su gorra para secar el sudor, Hugo Nale, con su periódico enrollado en el brazo, enjugando lágrimas por la memoria de Francisco Mena y Eduardo Barros, pobrecitos. Todos, chacareros conspirados en el objetivo de garantizar el triunfo agrario. Ellos, campesinos de a pie, labriegos utopistas del primer cuño, encumbrando la voz hasta alcanzar volúmenes insospechados. Es que lo esparcido, desde Colonia Alcorta a estas llanuras insurrectas, tiene el matiz de un grito que crece y se prorroga por los deslindes ariscos de la comarca.
Ensanchada singladura de tiempo y distancia. Un bramido redentor que brotó en Marsella y repicó en el medanal quebrado de Cachirulo.
Se desploma la tarde y progresan las sombras en el interior del Club de Inés y Carlota; el contorno de la silueta se difumina. Sabe, o presiente, que no está sólo. Emergiendo, entre los pliegos de una memoria ofendida por el silencio y el olvido, irrumpe, omnipresente, el Ángel de la Historia.
Ambos desenvuelven, con circunspección, un anchuroso coloquio. Acuerdan voltear la vista atrás para escudriñar y aprender del pasado. Los dos desdeñan y dan la espalda al futuro que augura progresos fatuos entre estridentes chirridos de motosierras y proclamas ominosas. Sordos ruidos oír se dejan en tanto envejece un año más. Ayes de dolor hieren los sentidos, cercados de una espesa nube de humo oscuro que dilapidan los vientos de Oriente.
En tanto, milagro de la siembra, verdea en el salón una alabanza por lo conquistado:
“…Sube la vida arriba
Hasta la espiga
Que si la tierra es fértil
La tierra es mía
Adonde nace el alba
Yo siembro el día
Hay que dar vuelta el viento
Como la taba
El que no cambia todo
No cambia nada…”
Cuando esta edición despliegue sus alas para que levanten vuelo, los desabrigados de la esperanza tendrán ante sí un laboratorio, la épica, trazas del camino, formidables estímulos para avanzar en la conquista del porvenir.

jueves, 11 de abril de 2024

Acerca del hambre



En el Museo de la Historia habrá un contenedor. En su interior un zapato sin suela, una silla de tres patas, el mango de un hacha, acaso un rollo de facturas impagas teñidas de verde. También pañales, verán los visitantes; y hasta una muñeca con el pecho quebrado . . Pero ni en los rincones más esquivos encontrarán las pelas de unas papas.
(de la serie Microcuentos)

ELOGIO DE LA LUCHA

  Unas palabras iniciales para el libro de Federico Martocci y Pablo Volking, "La HuelgaAgraria de 1919", primera ediciójn de La T...