miércoles, 27 de enero de 2016

¡Quince mil!

QUINCE MIL. El inapelable contador del servicio de Blogspot  ha indicado que en la segunda semana de enero  de 2016  esta página ha alcanzado las 15.000 lecturas. El registro anterior de 14.000 fue obtenido el lunes 9 de noviembre de 2015. A poco más de dos años de iniciada en forma sistemática , nos sentimos muy gratificados por esta inmensa muestra de interés y afecto de los lectores.
Una cifra acaso inusual para una página  de autor, literaria y  del sur. 
Muchas gracias por la perseverancia. Retribuiremos  con el compromiso de mejorar y ampliar al máximo de nuestras capacidades.
JCP

viernes, 22 de enero de 2016

El desocupado

(publicado por primera vez en el  diario La Arena en 1978)

La risa –decía Rabeleis- es propia del hombre. Esa facultad ya no es natural de un sector de la población que transita su angustia por el país tras el rótulo de “desocupado”.  La legión de hombres y mujeres sin empleo ha pasado a engrosar la lista de nuestras profesiones cotidianas.
            Así, desocupado se esgrime como quien se presenta “doctor”, “abogado”, “carnicero”, etc.
            Como toda persona enrolada en determinada actividad al desocupado presenta también características (modalidades, criterios, modos de enfocar la vida) particulares.
            El ocupado pierde su trabajo e ingresa en un mundo desconocido, cruel, con una filosofía propia.
            Y aquel que antes era eficiente, audaz, con iniciativas, va perdiendo todas estas facultades ante las sempiternas negativas a su requerimiento de trabajo.
            El desocupado comprende que ha estado habitando un mundo desconocido, hostil. Esta revelación –sumada a su problema- lo toma desconfiado, inseguro y le crea un problema familiar y social. Cada vez vacila más aquella capacidad que lo hacía mostrarse como el hombre que “vale tanto” que “es capaz de tanto”.
            Ahora, su presentación se ha modificado. Es el que pide cualquier cosa, las changas los corretajes, lo que sea con tal de salir de la nueva posición en que está inmerso.
            Si el desocupado es soltero se irá a otros lugares a probar fortuna. No regresará, salvo que la consigna, pues no quiere sumar un lauro más a la larga lista de frustraciones cotidianas, la de encontrarse con sus amigos y que le pregunten ¿cómo te fue?
            Si el desocupado es casado, su problema es mayor. Permitirá que su compañera solvente el pesado lastre de la economía hogareña con su solo salario. Pero al tiempo, esa situación se torna insostenible.
            El desocupado, que aún no puede desarraigarse de la condición machista de esta sociedad, no aguanta esta situación, s torna irascible, su inseguridad crece y su actitud desarmoniza su hogar.
            La familia por su parte también recibe estas influencias. La esposa asume en la mayoría de los casos una actitud comprensiva que de tan evidente, se convierte en una peligrosa trampa. El desocupado se retrae el cariño y desprecia las efusiones.
            Los restantes miembros del clan familiar (suegros, padres, tíos) que al principio fueron los campeones de la comprensión y de las muestras de ánimo comienzan a emprender la retirada. Por algo será que estás así, concluyen, para justificar su alejamiento.
            ¿Y los amigos del desocupado? Al principio lo consuelan, lo apoyan económicamente, hasta que advierten que el desocupado ha dejado de pertenecer a su grupo.
            Claro, el desocupado no va al club, al cine, sus temas de conversación han sido suplantados por los de la resolución de sus problemas.
            Es entonces que sus amigos y conocidos lo empiezan a ver como la representación concreta de todo lo que ellos no quieren para sí. El desocupado se convierte para cualquiera en el exponente de la propia miseria, de la soledad. El potencial enemigo de nuestra estabilidad laboral, si el desocupado consigue tanto es porque se lo ha restringido a otro. Esta es la conclusión a que se llega en esta deformada situación.
            Y esto es válido también entre desocupados. Se rehuyen, evitan y son remisos a cambiar información, es la competencia entre desocupados para dejar de serlo.
            Entonces, el desocupado continúa solo, cada vez más solo y sumando angustias. Porque… ¿quién emplea a un desocupado? El desocupado ha perdido iniciativa, no es productivo, su misma condición de desempleado (de haber sido despedido, prescindido, inhabilitado) suma un argumento en su contra.
            Aunque también presenta algunos beneficios. El desocupado se “regala”, cobra barato, se resiste a los planteos laborales… Claro que estos atributos no pesan tanto como los anteriores.
            Al desocupado le quedan entonces pocas alternativas. A algunas se resiste y otras lo están tentando.


miércoles, 20 de enero de 2016

Opciones


            -Mirá pibe, yo se lo que te digo, así que haceme caso. Vos aquí tenés tres posibilidades. Me decís lo que te pregunto y te vas de acá con solo dos o tres cachetazos. Te resistís y te damos máquina hasta que te quebramos o directamente sos boleta. ¿Me entendiste? ¿qué decidís?

            - ¡H i j o   d e   p u t a!

domingo, 10 de enero de 2016

Cambiemos

Modus perandi:p or la espalda
Cambiemos

Balas  de goma a los obreros de Cresta Roja, balas de goma a los despedidos de La Plata, entre ellas a la espalda de una mujer que tendrá de por vida el registro de este tiempo violento. Balas de goma en las Itakas que la  seguridad ” apostó para preservar los bienes de la  toma tan simbólica como pacífica de los desempleados de la comuna de  Santa Rosa. Se abren las  apuestas para establecer cuanto  tiempo  transcurrirá para que el compuesto de las vainas mute por un material más duro.
         La respuesta la tienen las víctimas de ahora y la presumen las de mañana. Porque una cosa es segura: persistirán las balas para reprimir la protesta social, porque este procedimiento forma parte del catecismo del nuevo gobierno cuyos predicadores más fervorosos (Bulrich-Michetti) lo repiten ante el hartazgo en los  viejos y renovados medios de comunicación.
         Para colmo, el grado de alvearización del socio principal, el radicalismo, ha llegado a tal grado que con estas tres semanas de ignominioso silencio ha sepultado para siempre las expectativas que el partido de Alem, del viejo Lebenshon, de Solari Irigoyen, de Karacachoff…de Ariel Velázquez (Si se nos exige algo más de actualidad  digamos del partido de Raúl Alfonsín) reaccione ante la ignominia.
         Hay algo de inocencia en esta manifestación expectante y está dado por la verificación de la incapacidad de respuestas condignas en este último lustro por parte de los componentes centrales de esta agrupación que al cabo de poco más de un siglo decidió su suicidio.     
         Muy pocos de ellos, y de ese porcentaje de argentinos que decidió que un representante de la derecha más ortodoxa llegara al gobierno por voto popular,  podrá argüir inocencia o desconocimiento.
         Porque Macri no mintió, para nada. Fue fiel a sí mismo en sus constantes visitas a  la embajada de EEUU, ante los foros económicos, ante esa vaguedad   llamada “el campo”  que actúa como tapadera de la Sociedad Rural. Macri no mintió en su debate con Chavez ni en sus tenidas gastronómicas con Mirtha. Nunca ocultó su pensamiento de clase salvo, acaso, cuando en los últimos días de campaña su gurú latinoamericano le aconsejó que ejecutara “La Gran Menem” inflando globitos, desdiciendo sus dichos y ensayando nuevos pasos de baile por si acaso el balcón…
         Los exégetas de Cambiemos lo sabían. Obnubilaron sus juicios tras el festival del colorinche  y la vacuidad. Ya no aparecen  en faceook y sería bueno que alguien lo hiciera para lograr algo de catarsis, dónde ensayar la sorna o descargar la bronca.
         Macri, la representación más ostensible de esa figura ambigua que llamamos “poder” ahora tiene, también el gobierno. El sueño de los dictadores catapultado por los mecanismos de la democracia burguesa.
         Ya  lo había dicho ese anciano, y acaso primer literato norteamericano “las elecciones siempre perpetúan las eternas injusticias del Estado” Hablamos de Torheau, que entre otras cosas  produjo ese manual para desobedientes tan apto y tan actual para estas vacaciones, indispensable para el bolsillo de los caballeros o la cartera de la dama.
         En el firmamento de las respuestas a tanta pálida ya han amanecido- como siempre- las proclamas más activas y esperanzadoras de parte de esa porción de argentinos que  Scalabrini, con tanta precisión y poesía, llamara “subsuelo de la patria”
         Las visualizamos en más de media docena de movilizaciones en las calles céntricas de Santa Rosa  y frente a Radio Kermes: por la democracia, contra el ajuste, contra los despidos o la liberación de genocidas y  por la ley de medios.
         Como era previsible el movimiento  espontáneo tuvo reflejos más certeros   e inmediatos que  la mayoría del establishment  político partidario. Su fortaleza radica en su convicción de origen  y pertenencia  y un ofensor unificado. Su debilidad: la incertidumbre acerca de qué compuesto de clase ganará su conducción, porque ya se sabe que si invaden los marines no es lo mismo que la resistencia la lidere El Eternauta que el Pato  Donald, para hacerla simple y menos complicada.
         En la  mediatarde  de este  viernes pegajoso de enero muchos estarán lucubrando acerca de los deberes de la hora. El qué hacer, lo que ciertamente nos remite a los maestros que  sobre este mismo tópico ya formalizaron una representación del porvenir con mucha mayor enjundia de lo que se puede esperar de este texto de contingencia.
Por si no bastare, por si hiciera falta  alguna otra precisión nos refugiamos en lo que el genio de Einstein resumió en nueve palabras: "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo"

Juan Carlos Pumilla



         

La casa es el umbral

  La casa es el   umbral ( Mínima canción de contingencia) Retumban   esas   suelas...