sábado, 16 de junio de 2012

El Negro

Roberto Fontanarrosa percibe la expectación de los asistentes al II Congreso de la Lengua Española y en su interior engorda una sonrisa. Luego, con firmeza y desenfado, dicta una absolución plebeya para las malas palabras. Hay picardía y enjundia en las formulaciones que, a medida que crecen, promueven sorpresas, sonrisas y hasta carcajadas. Al cabo del exorcismo la audiencia aplaude, liberada. El rey de España contempla un cristal de saldescendiendo por la mejilla de Sofía mientras exclama, estremecido, ¡qué lo parió!

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