¡AY RITA!
Rita Ssegato, a quien le debemos sensateces que han
iluminado y enriquecido nuestras existencias, acaba de promover un examen acerca
de los acontecimientos en el altiplano.
Apresurada por fiscalizar comprensiones caricaturescas estereotipadas de alguna masa crítica del país No vacila en adjudicar a
otras voces el pecado de interpretaciones
sesgadas y binarias soslayando el hecho
que en su misma formulación subyace un soplo maniqueo.
Lo hace desde Buenos Aires, dirigiéndose a las compañeras y
hermanas bolivianas. Por alguna razón, sus expresiones nos remiten al fallido y
olvidable ensayo de Marx sobre Bolívar. Rimas de un pensamiento que reincide a través de la bruma histórica.
Segato , obnubilada por su propio feminismo, evita deliberadamente
abordar las cuestión boliviana y hemisférica dentro del marco de la lucha de
clases, circunstancia que a todas
luces hubiera promovido otros enfoques o acaudalado su perspectiva.
Soslaya, utilizando como peso argumental un estado de ánimo,
que las razones del golpe no son exógenas sino provocadas por las debilidades, errores
y miserias de Evo y sus políticas.
Así, el presidente legítimo de Bolivia, ratificada su
adhesión popular por diez puntos de
diferencia obtenidos en la última compulsa comicial, cae, en la exégesis de la
antropóloga intelectual, por machista, por su equivocada política
ambiental y el deterioro de su crédito
social.
No parecen muy científicas sus consideraciones. Si
alcanzaran otra estatura, se constituyeran
en coordenadas de análisis con más enjundia, sus adherentes podrían concluir que si estos
son los fundamentos del a alzamiento, los días de Bolsonao están contados.
Con la misma soltura y liviandad también podrían argüir que
la mujer violada lo es como producto de sus traspiés,
segato oblitera la enunciación de los logros de cuatro años
de gestión. En el mismo espacio temporal en que Macri devastó a la Argentina
Morales elevó a su país al sitial más empinado de la independencia y la
distribución de los recursos.
Negarlo, soslayarlo, adulterar este dato de la realidad
conduce a sostener, que la producción y montaje de la monumental maniobre sediciosa no tuvo en consideración esa cuestión.
Elemento cuya centralidad emerge a poco
que cualquier desprevenido se detenga a repasar el progreso o involución de los
países de la región en el lustro.
Y por último, el peso de las palabras. Es decir el volumen
ideológico que subyace o se infiere de una elaboración analítica: Evo es invocado trece veces en un texto de
tres páginas ; Camacho, dos .Curiosamente están ausentes en ese ensayo sobre lo
que acontece en el país hermano, las palabras
resistencia, Añez, asesinados, Trump,
imperialismo, fascismo, pueblo .
En fin, duele el análisis, acaso por su indigencia y
unilateralidad. Ciertamente, por provenir de quien proviene, una luchadora que sigue manteniendo un plus de expectativa
en nuestros corazones.