Unas palabras iniciales para el libro de Federico Martocci y Pablo Volking, "La HuelgaAgraria de 1919", primera ediciójn de La Tinajera”, colección que surge de la iniciativa conjunta entre la Cooperativa Editorial 7 Sellos, el Instituto de Estudios Socio-Históricos y la Facultad de Ciencias Humanas - UNLPam
La memoria es un tatuaje del alma. Se lleva en la conciencia y obedece a sus dictados. Indeleble, eterno, nos dice quiénes fuimos y revela lo que somos. Testimonio para presentir destinos y decidir qué haremos
domingo, 21 de abril de 2024
ELOGIO DE LA LUCHA
Unas palabras iniciales para el libro de Federico Martocci y Pablo Volking, "La HuelgaAgraria de 1919", primera ediciójn de La Tinajera”, colección que surge de la iniciativa conjunta entre la Cooperativa Editorial 7 Sellos, el Instituto de Estudios Socio-Históricos y la Facultad de Ciencias Humanas - UNLPam
jueves, 11 de abril de 2024
Acerca del hambre
viernes, 29 de marzo de 2024
ALABANZA A LAS PAPAS FRITAS
Viene desde el fondo
de la historia
la solución,
digo.
Desde donde nace
la América hasta
el cuenco
de los desheredados.
Neruda las cantó
en los bostezos
de un siglo
complicado.
Ahora, en su
versión
más apreciada,
aquella que cautivó
al invasor, retornan
como una lanza en ristre.
Una suerte de Excalibur
redentora,
salida de la
piedra,
de esta Edad de Piedra.
Vuelven, desde el
llano,
desde la mesa del
hambre,
sirviendo, la
vindicta,
en un plato que
se come caliente.
Doradas, crujientes,
honrando los manteles del pobrerío.
que ahora descubren,
con fruición,
el costado más enclenque,
más desalmado
de la locura.
Receta del menú a
la carta
(pizca de sal, de
calle en marcha)
ingredientes para
enfrentar
¡quién no
quisiera!
la famélica voracidad
de los saciados.
sábado, 16 de marzo de 2024
La casa es el umbral
La casa es el umbral
(Mínima canción de contingencia)
Retumban esas suelas
que no son las de aquí
en la calle las
furias
vuelven a rugir.
Una sombra fugaz
le hace un guiño al sol
y me quedo a soñar
que ya puedo
dormir
ese mármol de aquí
me anticipa un final
la baldosa de allá
me devuelve al umbral
la cobija anda mal,
es el diario de ayer,
el futuro huirá
con cada amanecer
mi patria es el portal
donde duerme el después
y esos pasos de
allá
amenazan volver
en la calle viví
a la calle volví
este tiempo infeliz
se quedó por aquí
…………………………………
la frazada se ahogó
con la lluvia de ayer
el umbral derrumbó,
llora el diario ,otra vez
……………………………………
viernes, 8 de marzo de 2024
Esa mujer
viernes, 12 de enero de 2024
MAGDALENA DE LOS HORNOS
A Teresa
Pérez, que no olvida.
Hay una fibra de desafío en los
ojos pardos, acaso cierta condescendencia,
mientras su silueta flamea sorteando las hornallas. El cáñamo que protege
sus plantas rubrica los pasos en el piso teñido de rojo. Pareciera que
juega a la rayuela con el chisperío tratando de evitar el asalto de una pavesa a los vuelos de la pollera.
Sabe, porque ha escuchado a
Bustriazo, un amanecer de melancolías y vino negro, la historia del gato yesca,
Humedece sus labios con la punta
de la lengua y un hilo de saliva queda hamacando en las comisuras. Lo quita y
con su dedo índice bendice la frente del capataz.
Allí, donde el barro se hace piedra y no hay como el
piquillín para engordar el calor.
¡Catequesis de los obradores, si
lo sabrá Teresa Pérez!
Los hombres que la contemplan han
abandonado, al verla , sus talantes taciturnos. Algunos celebran besando una redoma, otros hunden sus manos en los
bolsillos practicando con sus dedos un arqueo de los centavos que quedan de la quincena. Hay un anciano al
que las llamas han hipnotizado para trasportarlo a una parcela de su vida que
no tiene regreso.
A esta altura, con un poco de
suerte, Mareque liberará a la guitarra de su encierro y endiablará una brasita
de fogón.
Pero todavía no ha llegado el conticinio.
Un pibe seca el sudor de su rostro
con la gorra y su mirada se enhebra en el pelo cobrizo de la muchacha que ha
descubierto al poeta en la rueda: edifica una sonrisa en su semblante y se la regala, pródiga.
Quizás en
agradecimiento por un mote absolutorio, una indemnización poética que alberga el pasaje de Unca Bermeja,
funda un misterio para iniciados y pone
cimientos a la leyenda.
“ay mi casada de tornasoles
mi
algarroba de treinta sombras…”
-De
quién habla?
-
La chica, che, del pubis desolado
A medida que la noche se destila en sombras ella se hunde
en la fronda que marca la frontera con vehemencias
cercanas de la penumbra. . Lo hace otra
vez y otra…
Y así,…, en tanto el pibe de la gorra enjuga su frustración porque se ha roto el hechizo y
el hombre de las monedas pide un refuerzo que le niegan.
Resignado, pliega su mano para hebras de Caporal en la
cuna de papel arroz.
Crepita el leño, alborozado, disputando con las estrellas.
Luego compareció el tiempo de las lluvias, y
sobrevinieron otras tormentas. EL Penca
se introdujo en su ciclo Lila y el hada
de los hornos no tuvo quien la diga. Sucumbió, como muchas (salvo Rubiatango), ante una de las más eficaces y terribles
trampas de la existencia. La del olvido.
“..y en las hornallas hízose el
fuego
y
la gente bailó sonámbula
las
pirámides truncas moras
de
panes pálidos cuajadas
y
bailaron las bayas secas
de
los mollares enrojecidos
tan
en la música enlazábanse
tan
bien mirábanse a los ojos
el
quejón bailó levemente
y
llamábate en las zarzas
y
bailaron bichos azules
mariposones
bermellosos
bailaba
el polvo de la tierra
la
brisa toda acollarada
y
muy la noche hizóse el beso
y
heridas fueron las caderas
las
cinturas despelechadas
en
la barrienta hechicería
centella
verde no bajaste
y
empurpurada toda fuísteme!...”
Dicen que reía y su risa era canto en las quedas del
estío.
Dicen, también, que anduvo alimentando otros fuegos y
hasta cambió de rumbos, Por Anguil la
vieron, tal vez por Lonquimay. Magdalena
de las orillas, pobre en el pobrerío , herida
de impiedad y desamparo, se salva en una línea, del Juan Linyera o un poema de
laTei, referencias preñadas de cariño, piedad y redención poética.
Ella, Su majestad del obrador, dilapida su ardor a los desosegados.
Si viviera andaría pisando los ochenta.
De no serlo ,valga esta ofrenda en el altar de su memoria. Una esquela mínima que diga, por ejemplo, a la niña cuyo único pecado fue sobrevivir al gusano del
hambre.
ELOGIO DE LA LUCHA
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Cuando le sonreí se tranquilizó. Extendió su brazo sin alzar la vista Dije: “está bien, andate”. Examiné su espalda algo encorv...