Celia Jinkis de Jorsunsky - Juan Carlos Pumilla |
Me ví en sus
ojos claros antes del abrazo. Le reclamé un plato de kefilte fish que quedó
pendiente una noche de otoño en la calle
Sarmiento. También las llamadas largas, domingos por la tarde, y otras chucherías que
no vienen a cuento.
Ella ya era ejemplo.
Luego de la primera marcha.
Sufragué mi
deuda de ausencia condensando su hombro y rubriqué
una promesa para quebrar el silencio. La luz nos daba a pleno y en su pañuelo blanco posó una mariposa que se
quedó a mimarla.
Ella ya es leyenda.
antes de la última marcha.
Iba con
galanura por la placita añorada seguida
por un cortejo de risas y algún llanto. Parecíamos pájaros en un campo
sembrado.
No hizo
falta más, en sus pupilas diáfanas brillaba un astro, cuando la despedida
desplegó su sol alto.
Celia se alejó despacio
y yo
comencé a extrañarla.
Fue hoy por
la mañana, primavera y canto. Detrás de las ventanas, germina el árbol.
He visto
esa mirada
nen las
rondas de marzo