domingo, 16 de junio de 2019

Mi viejo

El Negro Pumilla es huérfano de padres desde muy niño. Fue criado entre internados y potreros y se ha hecho grande en andurriales donde no penetran  los neutrales. Cada tanto, deslumbra a los niños en los domingos de Bernasconi haciendo malabares  inimaginables  con el balero, acertando a blancos imposibles con la gomera o confeccionando minúsculas  tarasquitas que vuelan tan alto que apenas  pueden verse. En ocasiones los chicos presentan quejas ante su esposa: no vamos a jugar más con el  Alfredo, lloriquean, siempre nos gana a la arrimada y con su ojito puntero nos quiebra todas las bolitas. Él escucha y calla. No encuentra  palabras o no sabe explicar de otro modo que los aprendizajes en la vida son  platos que se comen calientes.
(del libro: "Viejos, tras un retazo del olvido")

domingo, 9 de junio de 2019

ACERCA DEL HAMBRE


En el Museo de la Historia habrá un contenedor. En su interior un zapato sin suela, una silla de tres patas, el mango de un hacha, acaso un rollo de facturas impagas teñidas de verde. También pañales, verán los visitantes;  y hasta una muñeca con el pecho quebrado . . Pero ni en  los rincones más esquivos  encontrarán las pelas de unas papas.
(de la serie Microcuentos)

Acerca del hambre

En el Museo de la Historia habrá un contenedor. En su interior un zapato sin suela, una silla de tres patas, el mango de un hacha, acaso un ...