domingo, 10 de diciembre de 2023

"Ave César"



 

Victor  Mature , su  rostro cincelado a machetazos, sucio y sudoroso, alza la vista y en sus  ojos fibrila  una chispa de júbilo mechado con un filamento de alivio. A vencido a un retiarius y luego a un león. Solo, él solito, con su espada implacable . En la otra mano, el yelmo  que refulge haciendo parpadear al  César que lo contempla con  indulgencia y tal vez una pizca de conmiseración.

         Mature no siente temor por su destino. Sabe, porque ha leído el guión de punta a rabo, que al final se quedará con la muchacha.

         Era una de romanos, porque en el matiné del  cine Marconi abundaban las de vaqueros y gladiadores antes que las de piratas.

Finales de los cincuenta, la hemos visto un par de veces luego de abandonar al niño reclamados por adolescencias urgentes.

De ahí la evocación.

Cada vez que Mature, el último gladiador, formalizaba el ritual reverencial ante  el César nos estremecían sus  implicaciones. Por su presagio, por el inexorable veredicto sumado al  bramido de la plebe de pan y circo exigiendo  pulgares al cielo o al suelo.

Ave, Caesar, morituri te salutant» («Salve, César, los que van a morir te saludan».

Gracias Suetonio.

Aquellas  tardecitas, morosas y previsibles ,de la aldea no han retornado a nuestras vidas.

Y ya Mature ha muerto.

Esta noche, acaso convocados por la nostalgia, se hicieron presentes algunos tracios y Dimachaerus , semblantes hoscos, expectantes, invitándonos a  participar del los fastos ante el Monarca.

Como en las  sesiones  del Marconi, a poco que iniciaron la ceremonia de pleitesía, un suave sopor nos invadió preludiando el sueño.

No podemos  discernir si  fue pura fantasía. Empero juramos  que, antes que ello sucediera alcanzamos a percibir, etéreas, ,  abigarradas, enfervorizadas columnas  rumbo al coliseo. Armadas Brancaleone   proclamando a voz alzada   su devoción al emperador.

Argentinitos en dos ruedas, desalojados de la esperanza, arrogantes  haciendo gala de su vulgaridad, damas de estridentes  capelinas con sus pulgares altivos, primates del odio,panelistas pródigos, Barteblys con ganas de pelechar, Rapis de deliverys esquivos…

 Todos..; bueno casi todos consolidados morituris homologando  que esa película ya la hemos visto.

 

 

 

 

 

 

domingo, 3 de diciembre de 2023

el Basko

El Che al centro. Basko Inchaurraga primero a laizquierda
         Creemos que se fue espantado por un futuro funesto.

 Lo conocimos en el  mediodía de los setenta. Compartíamos la aflicción por Tlatelolco y una creciente admiración por los efluvios del mayo francés y la revolución china.

        A su juicio manteníamos cinco diferencias que impedían un vínculo más activo y orgánico. Esas  contradicciones, náufragas y ahogadas en el mar del olvido, estaban impregnadas de impericia y cierto infantilismo de izquierda que acaso, hemos logrado superar.

        Nos llevaba una ventaja. Él se había codeado con el Ché  -en todo el sentido de la expresión - mientras que nosotros lo contemplábamos en el poster del comedor.

        Por entonces era el Vasco con “V” corta y no sospechábamos que aquellas cinco piezas de debate yermo se convertirían en una coincidencia de vida y amistad que se prolongaría  por casi medio siglo. La poesía ayudó mucho como también la  tristeza por la muerte de un tal Basilio Kancheff y la mancomunión  con la figura de aquel relojero anarquista que nos vigorizó en la épica, en el abrazo a la poesía, en la necesidad de alimentar la utopía a toda costa.

        Cuando la V corta maduró para mutar  en B larga también creció la prosa, su visión del mundo, la fraternidad.

        A fuer de verdad digamos que la APE fue propiciadora de armonías y encuentros. Pero en nuestra memoria perduran como insustituibles aquellas jornadas en que cubría los turnos en la farmacia  de la avenida Belgrano y las redomas eran testigos de afanosos planes para cambiar al mundo tan sólo pertrechados con un soneto.

        Una vez, en tiempos en que las puertas cerraban   sin llave, descubrimos  un mensaje reposando en la mesa diaria que decía “por dónde andan, los extraño”.

 Esta tarde, cuando Paulita  nos dijo lo que ahora todos saben, comenzamos a buscarlo tratando de evitar  una impiadosa lágrima peregrina. Un exiguo papel que todavía no localizamos. Quizás  habite   en el interior del libro que ilustró Raquel, jugando a las escondidas  entre  las carpetas, o en aquel sobre que trajera noticias del Guiye  contrariando la lógica del tiempo. Un atadito de saludos y poemas que el propio Basko, junto a Pocha, nos entregara como el milagro de una botella al mar.

        Mañana iremos a sancionar   que aquellos cinco enfoques encontrados nunca fueron obstáculo para el abrazo y que… “Viva la liverta”, carajo.

        Tal vez, a eso de las once, en medio de la despedida, un ángel  euskaldun deposite sobre la madera un  mínimo mensaje que exprese lo mismo que  aquel otro que quedara boyando en nuestro mantel.

       

 

viernes, 24 de noviembre de 2023

En la calle nos vemos


¡Se vienen los Ellos!

NOS VEMOS EN LAS CALLES

Si el lunes no acompaña,

puede ser este viernes

una estación de luces

y sin tiempo.

Será en aquel baldío

donde se  oculta  el silencio

o en los tapiales  ariscos

 de contraolvido.

 

Nos vemos compañera,

al sur de los caldenes,

en la hilera del pueblo,

 a metros  del lugar

en que se amortiza  el miedo.

 

Por si acaso un traspié,

y para que no haya dudas,

-como labrado a fuego-

insisto en  que nos vemos,

andando, a cielo abierto.

 

 

Reniego de las promesas

al igual que a profetas,

esos que le mezquinan

su presencia en las plazas

aunque les  sobran ofrendas.

 

Pervive  esta  pulsión

 que viene desde lejos,

aquel solar de angustias,

 la noche de tormentas,

la ronda  de los jueves,

los dichos de una abuela.

 

Así que ratifico

allí estaré presente

espantando  un desvelo

armando los abrazos

inmerso entre la gente.

 

 

 en las calles nos vemos,

en las calles, de nuevo

y será como siempre

plebeyos, obstinados

cerrando un puño al cielo

 

 

 

 


viernes, 10 de noviembre de 2023

Maria de Ayohuma


María de los Remedios
quién lo diría
tu sombra crece en los llanos
de la porfía
Cuando la historia cante
sobre tu vida
no quedarán cantores
que no la digan.
María Remedios, parda
con tus dos niñas
Venciste en Tucumán
pampas de ira.
María de Valle Rosas
en Ayohuma
arde la patria mestiza
pura bravura.
Cuando la historia cuente
de las batallas
tendrá que sumar también
tus cicatrices
La Niña de Ayohuma
tan silenciada
Le sobran los honores
en las ranchadas.
Nueve días de azotes
por tu bravura
¿podrá el olvido acallar
La desmesura?
Muchacha del Valle, triste
fue tu destino
leudan por ti estas coplas
de contraolvido.


 

viernes, 3 de noviembre de 2023

Llueve en Deir al-Balah


 

Un filamento delgado

salpica  la mejilla

de un anciano en  Hebron

Te cuentan:

inició como   garúa,

esa matriz  de tango

que humedece   las calles

armando firuletes.

 

Un dos por cuatro

feroz y compadrito.

 

Por allí preludia un temporal,

que acaso bautice sin virtud,

aquel  empedrado en  Ramallah .

En tanto,

en  Kalkilia al sur

estalla un relámpago,

sus fauces refulgen

 en  las faldas del túnel,

celosamente abrigado

por edictos pulcros

de la edad de plomo.

A todo esto,

anuncian borrasca   en Deir al-Balah

y  un rio turbulento

horada los cauces ;

 

No hay piedra que alcance

a  frenar correntadas.

 

Llueve, con  impiedad y esmero,

por  techos agrietados

tan lejanos,

tan desesperadamente lejanos

que no los tocan las miradas.

 

y  más allá también

aunque  a veces lo ocultan.

 

Otro fulgor empaña el cielo,

opaco , lastimando  al  otoño.

Así las cosas ,

 cada gota  funda un cráter,

una minúscula cicatriz en la arena

que se ahoga en  lágrimas.

 

Si algún día sale el sol

proyectará  un arcoíris

sobre  el muro.

Ya todos lo saben:

 será de color púrpura.

……………..

Ilustración: “Guernicalestina”, Daniel Bilbao

 

 

 

viernes, 13 de octubre de 2023

Decir si


DECIR SI

(“De eso no sabe el enemigo…”)

Ahí están, los negadores, dulcificando  el genocidio. Tesoreros de la muerte, de contabilidades chuecas que rapiñan una cifra con la intención de  que sus balances no arrojen pérdidas.

¿Pérdidas?  sabemos de ellas

Basta una, tan solo una, para exponer el espanto, cuantificarlo. Ellos están al corriente y lo niegan porque el ocultamiento de la verdad es imperio de salvedad  y justificación.

Tierra fértil patrocinando  tonificados latrocinios.

Saben y lo ocultan. Los treinta mil no fueron el objetivo, instituyeron el requisito para implementar    la destrucción de la soberanía en todos sus campos.

El ideario de la negación es mucho más sinuoso  de lo que exhibe el desafuero de la cordura o la vociferación de exterminios o motosierras .Tapaderas distractivas.  Tras estas exteriorizaciones se encubre el sutil y obscuro   andamiaje  del paradigma de la esclavitud. Ilusos aquellos que, al no creerse concernidos  por alguna bravata, que la identidad no les importe, la dignidad no los perturbe o la defensa de la condición humana les resulte indiferente, concluyan que emergerán indemnes. Todos, absolutamente indivisos, serán afectados por este  arquetipo que replica un nuevo  proceso de reorganización nacional.

¿Alguien conoce   la lista –exceptuados los patrones  del poder- de los que se han salvado solos?

Nos la presentan como nueva,   es una inspiración decimonónica. Rejuvenecida cíclicamente, ahora  travestida de democracia, en convenciones  comiciales.  De manera que se  les vuelve imperioso ocultarlo tras la privación de lo  obvio:  destruir el símbolo, la memoria,  el producto de  la  lucha, los  consensos éticos de una sociedad que resistió y  persiste.

Ellos, apologistas del relato,  vomitan  su cantinela en  foros propiciadores del silencio y el olvido. Espacios que, por postración, complicidad, labilidad  ideológica, oportunismo,  etc,  conceden y amplifican el discurso reduccionista de   los ocho mil. Piensan, los nuevos bárbaros de la escena nacional, que esa teneduría absuelve y  hace  más buenos a los  criminales.

Escribas patibularios que propugnan la existencia y legitimidad de un totalitarismo en democracia.

Prédicas que conciben  -a los exégetas de un renovado  procedimiento de entrega, hambre   y sumisión - como adversarios antes que enemigos.

Proxenetas de la política, no acuden  a la Argentina para engrandecerla sino con la intención de  abusar de ella.

 Al fascismo no se lo tolera, se lo combate.

¿Con qué ábaco numeraron a los niñes?

Hemos sostenido que con una víctima  alcanza   a  mensurar  el inventario del horror que se quiere adulterar.

Repasemos,  acaso bastare consignar a la niña o niño en gestación de Ana María Gutiérrez, la pampeana nacida en  Villa Mirasol , secuestrada y desaparecida, junto a su compañero, en noviembre de 1976.

Y si este ejemplo   no fuere suficiente para desautorizar  a los  falsarios, digámosles e que su arqueo no tuvo en cuenta a las hijas de Lucía Tartaglia  o de  María de las Mercedes Gómez . Ni a  Elena ( la hija de Maria Abinet y Miguel  Gallinari , asesinados), también alumbrada  en las profundidades  de una mazmorra  del régimen.

Ni qué hablar de José Luis Estigarría, el adolescente  nacido en General  Pico, que engrosa la lista de los más de trescientos estudiantes secundarios eliminados por el terrorismo de Estado.

¿Hubo quién  registrara  a Pablito, de 14 años , ultimado  junto a su madre,  Irma Beatriz Márquez Sayago? Pablo Antonio Míguez, ¡presente! Hijo del corazón de otro pampeano asesinado, Jorge Antonio Capello, nativo de Jacinto Aráuz.

Tal vez a a los Villaruel, Milei, Avruj, Biondini, Lombardi, Lopérfido … se les refresque la memoria -no ya la conciencia-  si atinan a pasar por la ribera  que enfrenta a  la  ciudad universitaria donde sorprende y estremece la escultura de una criatura acariciada por la correntada del Río de La Plata. Tremendo testimonio   realizado por la escultora Claudia Fonte.

Pablo y los pájaros, le dan la espalda a la costanera brumosa.  Urbanizan  una instantánea  que en estos días se prorroga en la tapa del último y necesario disco de León Gieco.

“El hombrecito del  mar”,  ese   sepulcro   caudaloso  de los vuelos.

Ignoramos qué nos proporcionará el destino en estas semanas venideras.

Nadie puede presagiar el porvenir de un sufragio.

Tan solo prevalece una certeza, que proviene de la sabiduría de nuestros eternos luchadores de la historia. Tácito  desenlace  de un magisterio plebeyo que vence al tiempo y se dilata en las puebladas. Un precepto    que se condensa en cinco palabras: la urna es la calle.

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 7 de octubre de 2023

El Bepi

José De Pian

La guerra le destruyó  la huerta y su niñez. A los trece, el  bambino  ya era partisano y padecía  en carne propia los desgarres  familiares. Acaso llegue un tiempo , y una licencia de distancia, que alcance a suturar estos desgajos. Una jornada gris  de 1945 el cielo de Feltre se oscureció  ante  el vuelo de los aviones y el cura del internado se le acercó para  concederle la extremaunción .Porque no otra cosa presagiaba el estremecedor  rugido de los Panzer de la Reichswehr. Estampida de las hordas  batiéndose en retirada, arrasando todo lo que entorpecía su paso. Afortunadamente los aliados llegaron antes que el sacramento religioso cobrara sentido. El Bepi es, Giuseppe, José bah; hermano de nuestro  hermano Pablo De pian. Ambos emigraron a la Argentina y fundaron una familia que crece y se expande por confines infinitos.  Buena parte de ella se congregó hace unos días para celebrar su cumpleaños número noventa. En un hueco de la fiesta- ratificando una amistad que se prorroga por más de medio siglo- nos regaló memorias  de praderas y lejanías. Con ese acento que no se despega de su infancia ,  desmigajó pormenores  de sus proyectos futuros que siguen girando alrededor de las flores, la música, la fidelidad eterna a las banderas de la emancipación.

Bepin panzeta, Así lo llamaban los vecinos-con algo parecido a  la conmiseración-  por la tremenda flacura y abultada pancita.

Por las mañanas se lo ve, mate en mano, regando  plantines, abriendo surcos y practicando

su recreo favorito: charlar con las calandrias.

Vayan estas palabras como redención: porque aquella tarde no le cantamos Bella Ciao y nos faltó otro abrazo.

 


viernes, 29 de septiembre de 2023

DEMOCRACIA- inventario


Alcanzamos, en este  momento  del calendario, amortizados por cierta  impunidad que dan los años. Con edad y experiencias suficientes  como para  sostener que el tiempo es una ilusión  absurda  del pensamiento y, por tanto, cuarenta años pueden ser una eternidad o un suspiro en el universo.

¡Cuarenta años!, “que febril la mirada…”

 Un punto y coma en la Divina comedia, una brizna en el Sahara, un granito de arena en la costra reseca del Salado.

Y a la par, un cosmos: Cabezas,  López,  el Papa criollo, una  pandemia-, tan cruel y venenosa como lo suele ser la pobreza- un Oscar, un No positivo, dos Nobel, dos mundiales en la vitrina, otras tantas constituciones, cinco presidentes en once días, una mudanza  de siglo, un nuevo lenguaje y…¿ Cuántas mutaciones de moneda?

¿Ya floreció  el dólar carcú?

Actúan los cara pintadas, dos veces, pero los niños no ríen.

Este lapso ha operado en nuestras conciencias tal cual  una montaña rusa. Cuando estamos en la cima y consideramos acariciar alguna estrella, caemos vertiginosamente. Luego descendemos…y así, hasta el hartazgo

Tiempos de  desgarros y alegrías efímeras.

“Todo pasa y todo queda”, gracias Machado.

 ¡Si ayer nomás despedimos a Cortázar, Atahualpa, Piazzolla, la Negra. Hamlet partió esparciendo  un estela ceniza en un álamo carolina. Tejada se fue, dejándonos solos, como un niño en la calle.

¡Si hasta el Diego dio un portazo tan rotundo que el sonido  aún reverbera en el aire! ¡Una partida que  mancha  esa alegría ecuménica que engordaba en nuestros corazones!

Ni que hablar de los de acá, tan íntimos, tan cercanos, tan poderosamente sentidos. Desgajos tan notables cuya enumeración nos es imposible traducir en palabras.

Si te caes cien veces, cien veces te levantas, sentenció el poeta en un tiempo de bruma y de zozobra. Habrá que hacerle caso y apelar a esta didáctica de la historia que nos asegura que las derrotas son las madres de las victorias.

No hay corralito que valga.

Repasemos: el período comenzó con un juicio y culmina con otro. Los dos  a contrapelo de los capataces del poder,  amanuenses, de los saciados. Ambos presididos  por una monumental arquitectura de argumentos legítimos, razones éticas  y apelaciones a la justicia, Un cúmulo de demandas por la sencilla razón de su ausencia.

Acaso  la justicia se ha fugado?

Faltan veredictos, pero no hemos perdido el juicio. Ni la ilusión, ni la voluntad. Allí está, para alentarnos, ese mocerío inclaudicable, sonoro, aguerrido, que se abre paso sobre las barricadas para desterrar las tinieblas, iluminar nuevas huellas. Otres, aluvionales, armando la ola más descomunal que rejuvenecen  estas décadas tiñendo el futuro de ese color que se asocia a la esperanza.

Por allí cada tanto, a la vuelta de la esquina, un chiquillo recuperado.

Largo es el camino, cualquiera sea la distancia. Puede ser ancha y sinuosa como la que une Lago Escondido con  Alto Comedero. O mínima y fatal, tal cual una sentencia del INDEC o esa motosierra. Una traza herida ,de Maldonado a Nahuel. O de Kosteki a Santillán, sin ir más lejos.

Al final del recorrido puede ser que lo que nos inunde sea el desasosiego, o que no haya luz en la consumación  del túnel o que la casa no esté en orden.

Si llegáramos a ese punto, esa ponderación de lo imposible, no desfallezcamos,

Allí habitarán los que iniciaron sus existencias en aquellos ochenta tan distantes. Nuestros hijos y nietos, por ejemplo. O estos músicos que abrazan diapasones y elevan sus voces para cobrar altura. Más  esos otros, imberbes, irreverentes,  con ese tonito displicente  que a menudo  armonizan los jóvenes, susurrándonos al oído; “no te des por vencido, bobo…”

Y si  este exorcismo, casi una gambeta del lenguaje, una admonición  de zurda y con los botines de punta, no bastare, nos queda otro.  El que amanece en esa historia que Galeano despejó  desde las elevaciones del aula magna, en la que da cuenta de  esa filosofía de vida que  atañe a la cosmovisión de las indias huicholas. Mujeres empoderadas por el  sufrimiento que, al momento de parir, emplazan  sus pensamientos en el relámpago de felicidad y regocijo en que ese  niño fue  concebido.

No es mala la  idea. Aparejemos, entonces, un nuevo inventario que  cada uno de ustedes fermentará en ampliaciones. Datos, fechas, sucesos.  Una revisión pionera y plural, que instale el acento en los momentos germinales de esta democracia cuya efeméride  hoy nos convoca.

La lucha, sin ir más lejos, la resistencia, el magisterio de Madres, el vuelo de los pañuelos, la memoria viva de los ausentes y su paradigma. El canto testarudo, las puebladas…

Los pibes, desobedientes a una moral que se deshilacha.

La lista es inagotable y se nos ocurre  pensar, esta noche y en estas jornadas  de fastos y conmemoraciones, que no es posible una democracia que olvide a quienes la preñaron.

j.c.p

marzo 2023

 

 

 

 

viernes, 22 de septiembre de 2023

A dos vvoces




                                                           Duo  Salteño-FotoSilvia Martins

Nos instalamos en el umbral de un instante mágico. Pedimos
conformidad -un minuto tan solo- para instaurar una analogía
que explique la vigencia de estos trovadores, asociados a los
costados propios más hondos de esta vida.
Bienvenidos. Permanecen, desde siempre, desafiando épocas
y lejanías.
Rejuvenecidos, maravillas del verdear.
Han mudado, pero siguen siendo los mismos.
Lo decimos con mucho fundamento, afianzados en esta
comarca de arena cuyo cuero se modifica constantemente
ante el rigor del viento. Este solar de sed, de melga trunca,
desierto y caldenar. Tierra de hacheros que nos amortiza la
imagen de aquel abuelo, prófugo de una paradoja, convertido
en leyenda.
Ese hombre que levanta su hacha y la descarga, mil veces,
hasta que su mango se astilla, herido por la rebeldía del
monte. La sutura con una faja de alambre y vuelve a erguirla,
porque la jornada es dilatada y la paga es magra.
Más tarde ese extremo se fractura definitivamente y promueve
su reemplazo. Esa nueva prorrogación del brazo -de madera y
metal leudada en sudor - no es otra que el hacha del hachero.
Hasta que el filo se reduce y doblega , porque el macho del
caldén es rudo e impiadoso, y su consecuencia demanda la
sustitución del acero.
Y esa herramienta vigorizada, que persiste y vence al tiempo,
siembra en la propia conciencia –sin resquicio a duda alguna -
la ponderación de que estamos ante el “hacha del abuelo.”
Ahí la vemos, tendida en un galpón, preservada en una
estantería, exhibida a manera de tesoro familiar.
Tan solo porque no es el hacha quien se define como tal sino
nosotros tal cual la percibimos.
Así las cosas, nos exculpamos con Teseo por una
comparación casera que deja ver una inquebrantable
fidelidad al canto popular. Cotejo al que apelamos, para
exteriorizar una gratitud que germina en las entrañas por una
fraternidad de medio siglo. Auxilios en clave de sol y
coherencia en instancias en que nos eran tan necesarios.
Decirles, sin sonrojos: ustedes componen una prolongación
natural de lo que somos...
...Y ahora, una mínima tregua para fraguar un recuerdo.
Pormenores de un momento inaugural que nos marcara a
fuego una velada gélida de 2009 , en este mismo escenario:
El Chacho ,respaldado por Martín, se extiende en reflexiones
sobre su procedencia.
“De dónde vengo”, se preguntó, sugiriendo un destino e
identidad; determinados por la pertenencia a la región
que lo contiene y modela.
La respuesta quedó suspendida en la sala porque floreció doña
Ubensa y con ella el mismo hechizo que se profetiza esta
noche.
El Chacho ya residía con nosotros desde antaño. Martín,
hombre del litoral, amanecía en la referencia del anfitrión
como alguien que, alzando vuelo de su terruño natal, se
“atrevía al Norte”.
Han pasado catorce años. Martín ya la juega de local en estos
pagos. Comenzó a serlo aquella tardecita de octubre, en que
compartiera una cama grande, evocando la infancia de todos,
en la tibieza de un recital preñado de intimidad en el centro
cultural.
Y el dúo, ya lo sabemos, orbita en nuestras emociones a partir
de la alborada de los sesenta en que parecíamos pellizcar el
cielo con las manos.
Inaugurales, introdujeron sus armonizaciones osadas, sutiles ,
desafiantes hasta acariciar la fibra más sensible de un público
receptivo a las nuevas propuestas. De la mano del Cuchi nos
fueron acompañando en cada calendario.
Nos auxiliaron en ráfagas de exilios y ausencias al sancionar
que “el viento es el verdugo de la muerte”.
Iluminaron la fiesta del pobrerío perpetuando el rostro
enharinado de Eulogia Tapia.
Una cassete, malherida, de cinta exhausta, vino a socorrernos
amortizando desasosiegos en la tiniebla aciaga de los
padecimientos. Era una canción de amanecidas, que nos
aseguraba que “viene clareando”.
¿Quién no entró sin llamar en la casa de Juan Panadero o se
atrevió a una baguala peregrina?
¿ Y qué decir de esa esa inmolación de insomnio y vino triste
arrebatada a Maturana?
Y ahora, con este armazón a cuestas permanecemos aquí con
el afán de responderle al Chacho ese interrogante que dejó
trunco aquella gala de tres lustros atrás. Confirmarle que si
debe establecer un origen lo indague aquí, en las zonas más
sensibles, en la matriz de una emoción que se espesa y dilata a
medida que envejecemos.
Vislumbres de un diapasón infinito, acaso como la sombra de
la memoria.
En fin, homologar un sentimiento que procede y habita en la
esquina más empinada del corazón.
Vaya esta proclama a viva voz, queridos compañeros. Por el
arte. Respeto y admiración por lo andado, por
confirmarnos en lo que somos. Por insistir en el
compromiso de polemizar canciones que nos hacen la
existencia más grata...
...De igual manera, enfatizamos, por no claudicar en el
patrocinio y defensa de “la raíz mineral del olvidado"

miércoles, 13 de septiembre de 2023

Sananpay

Estas debieran ser palabras de bienvenida pero ,obedeciendo a la sentencia de Bustriazo, cometeríamos una mentira desde los umbrales.
Porque nunca se fueron.
En parte debido a que la medición del tiempo es un desafuero del pensamiento.
Y además por las certezas de que los cobijos del alma son imperecederos ,
¡Si ayer nomás vinieron de la mano de Zitarrosa.
Y mañana imaginarán una nueva manera de sorprendernos. El diapasón en alto, la copla alzada, el temple ardiendo
Vendrán de polizontes en una marinera, tal vez una mazurca, acaso una milonga celeste con la sexta en Re.
Siempre los mismos e invariablemente renovados, milagros que se producen cuando el talento se enamora de la tenacidad.
Hay un hilo, un fraguador de ese dilatado sortilegio musical que sutura dos siglos en el cuero de América. Una singladura que se inicia con Atahualpa, sigue con Huerque Mapu, continúa con una guitarra negra y ahora se viste de Sanampay.
¡Sanampay! , reverbera su pronunciación en estos confines.
Como sostiene su nombre, vienen a dar señales, honrar la ceremonia de la junta. Trazar una melga profunda para sembrar esperanzas, vencer a la soledad y al aislamiento en estos tiempos inciertos..
Siempre lo hicieron, repasemos:
Estuvieron aquí, en el centro de nuestros corazones ,antes de la diáspora, en los rigores del exilio y más tarde en las celebraciones de la vuelta..
Prodigando canciones y abrazos reverdecidos. Tocan nuestra puerta cada vez que alguien invoca a Caito, a Nahuel, a Delfor o a chiquito ratificando una presencia cotidiana que enriquece, repara, nos hace felices, nos congracia con la vida.
¡Esta es la casa!
Esta tarde, en la tibieza de la sala del CMC , exteriorizaron una nueva muestra de generosidad que se prorroga más allá del canto. Contaron su historia,, propiciaron el abrazo, apelaron a la memoria, subrayaron el enorme valor de la canción como bandera de lucha y dignidad. Y algo más, escucharon con oídos concernidos a una abigarrada presencia de jóvenes pájaros expresando sus expectaciones. , en fin, una cualidad honesta y militante para cimentar nuevas cofradías con que enfrentar el porvenir.
¡Gracias por estas perseverancias compañeros de este Sur que somos!

 

sábado, 9 de septiembre de 2023

Marcelino cuenta y canta


 

MARCELINO

CUENTA...Y CANTA

 

              Navegamos, quién lo duda, en el mar de la tristeza. El lunes la noticia, bomba. El martes el anuncio de la muerte de Marcelino¡¿Pero, cómo, no será que fue a jugar con Valentín?!.

              Busquemos.

              Esa tarde, cuando el dolor tocó a la puerta, la memoria se coló por la rendija. Conocimos a Marcelino otra tarde de invierno y giramos en la plaza de los jueves de hace tiempo. El traía una tiza y una fotocopia presentando al indiecito amigo.

              Luego fue primavera y hubo flores.

              Lo vimos con frecuencia y el siempre era un recreo. Como un niño, como un pájaro, como un poema en vuelo.

              Avanzó en estos años constelado de chiquitos, tironeado de chiquitos

golosos por tutearse con la maravilla y el asombro. ¿Sabían que la ternura va a la escuela?.

              Hace poco recopiló las canciones destinadas a los niños y más acá  empuñó sus lanzas para demostrar que la literatura infantil juvenil es tan real como el pan con dulce de leche, sutil, como un siete bien zurcido, necesaria, como una rabona a su debido tiempo, imprescindible como el abecedario; promisorio, como el tañir de las campanas tocando los recreos.

              En el verano del  noventa la angustia se manifestaba por obtener una mejor relación entre la escuela y la literatura y esta inquietud estaba dada por la certidumbre que la  palabra vuela, y vuela alto. Fue en las costas del Colorado. Allí lo escuchamos con esa forma tan marcelina de explicar, que las escuelas no son aviones, ni tampoco hay pistas de despegue para ese vuelo, ni quien ate los cinturones. Y hasta se sospecha que no hay piloto.

              Pausado, nos regaló a Aleixandre y así supimos que la vinculación entre el alumno y la educación actual es como una mariposa que al llegar a la escuela deja sus alitas en la entrada y lo que penetra al aula sólo es la crisálida.

              Fue, lejos, el ejemplo más elocuente.

              Hace unos días, cuando se inauguró la casa de la APE desplegó todo su encanto y reinauguró la emoción cuando, tras buscar fragmentos de papel como Minguito, armó poemitas breves que nos dejaron pensativos y hasta quizás más buenos.

              Busquemos, no puede ser que se haya ido. ¿No estará con Valentín?.

              No debe ser engorrosa la tarea. Aquí está su compás: si uno apoya una punta en el corazón de la alegría y traza un círculo será fácil ubicarlo. Busquemos, ahí está La Pampa Cuenta y Canta y allá suena una campana.

              Busquemos, todos juntos. Existe un dato, en el lugar donde el otro día lo dejamos están sus alas. El las posó allí para orientarnos.

                                                                                     J.C.P.2l.7.94

ELOGIO DE LA LUCHA

  Unas palabras iniciales para el libro de Federico Martocci y Pablo Volking, "La HuelgaAgraria de 1919", primera ediciójn de La T...