La memoria es un tatuaje del alma. Se lleva en la conciencia y obedece a sus dictados. Indeleble, eterno, nos dice quiénes fuimos y revela lo que somos. Testimonio para presentir destinos y decidir qué haremos
domingo, 30 de noviembre de 2025
ABRAZO, AHÍ
martes, 25 de noviembre de 2025
P Presupuesto y cultura
Los desvelos, pampeanos y nacionales, en torno al interrogante de por qué no hay presupuesto para cultura admiten varias respuestas pero, para simplificar el área de observación conviene inicialmente definir que –para este caso- resignamos el carácter antropológico del concepto de cultura limitándolo a la región de actividades artísticas.
Convenido
este código debemos subrayar que no es cierto que no se destinen dineros para
el área. De hecho se orientan (en abultadas cantidades) a realizaciones que, disfrazadas
en industrias culturales, son funcionales al esquema ideológico económico
dominante.
En
la lógica capitalista de socavar los rasgos identitarios para favorecer la
mediocridad y el adocenamiento, desarticular los vínculos sociales para pescar
en río revuelto, condenar el acto creativo por su alto contenido de indocilidad,
los administradores de los fondos públicos adscritos al mercantilismo solo irán
en socorro de aquellas realizaciones que no cuestionen o se opongan a estos
lineamientos.
Por
cierto la obediencia de los diversos gobiernos al liberalismo, donde lo que se
privilegia es el predominio del capital como elemento de producción y creador
de riqueza, no puede menos que conducir a que los fondos que se consignen a
todas las actividades sociales estén determinados por este concepto. Dentro del
capitalismo, todo, fuera del capitalismo, nada. O muy poco, porque gobiernos
timoratos, populistas, hipócritas, demagógicos, conservan la habilidad de
resguardar las apariencias y proteger sus imágenes respaldando con migajas
construcciones sociales genuinas.
Por
cierto abunda la crónica que desnuda una práctica lateral que consiste en
auspiciar con recursos irrisorios emprendimientos de los creadores. De esta
manera un mero viático se encarama a los escalafones más empinados del
proselitismo cultural.
Otras
veces, excepcionalmente, la demanda sectorial coincide con la frecuencia de un
funcionario o de un área de aplicación desobediente o más vergonzante y la
regla se rompe, pero los resultados son coyunturales y obviamente no crecen ni perduran
en el tiempo.
De
la lectura exhaustiva del vademécum presupuesto –cultura se desprende que Las
políticas generales son las que prevalecen conformando un entramado complejo
que puede desentrañarse apelando a una didáctica callejera insuperable: pan y
circo.
JUNIO DE 2008
viernes, 21 de noviembre de 2025
lunes, 17 de noviembre de 2025
¿QUIEN SE LLEVO EL CARTEL DE EMULSIÓN SCOTT?
No sabía
aquel ignoto colocador de carteles que su acción despertaría,
treinta... cuarenta años más tarde, la excitación de un grupo de vecinos
que, ante la visión del cartel, darían rienda suelta a la imaginación.
Por épocas,
cuando la negra infusión insinuaba alguna amenaza hepática o su precio conmovía
los bolsillos, los participantes del encuentro se trasladaban hasta uno de los bancos
de la plaza para proseguir con sus cavilaciones. No eran pocas: el prometedor anuncio incitaba a
introducirse en las costumbres de una ciudad tempranera, de calles
arenosas y publicidades menos agresivas, cuasi inocentes.
El cartel de
emulsión Scott desafiaba al pensamiento. ¿Cuántos santarroseños habrían apelado
a los beneficios del compuesto? ¿Qué adhesión concitaba aquella vieja farmacopea a
la luz de las posteriores trapisondas de las multinacionales?; pero,
fundamentalmente, ¿qué había sido de aquella generación (la de nuestros padres, de los
abuelos) frecuentadora del BASE Club, la Cirulaxia, o la
brillantina. Devotos del Glostora
Tango Club y la Revista Dislocada, de
Caras y Caretas y, de la vuelta del perro los domingos por la tarde
mientras “Piquito de Oro” propalaba la nueva cinta de Lana Turner, el
deceso de Tyrone Power, las secuelas de la guerra o los actos
pueblerinos...
La ciudad,
enseña ítalo Calvino, no dice su pasado, lo contiene como las líneas de una
mano, escrito en los ángulos de las calles, en las rejas de las ventanas, en
los pasamanos de las escaleras, surcado a su vez cada
segmento por raspaduras, muescas, incisiones,..
Quizá,
también, pueda leerse a través de estos indicios colocados en lo alto
de un edificio de la calle Irigoyen. No seria extraño que la sorprendente
logia de los Adoradores del Cartel de Emulsión Scott fueran concientes, o
tan sólo sospecharan, que sus descabelladas lucubraciones se
inscribían en una mágica cruzada. Recobrar, por ejemplo, un segmento del
pasado donde, probablemente, la felicidad fuera un suceso
cotidiano.
Muchas
veces, en un alarde de logística, delinearon aventuras nocturnas tras
la solapada intención de apropiarse del cartel.
Tantas veces como lo pensaron desdeñaron la idea; en algunas
ocasiones por falta de coraje; en otras, porque el egoísmo no se impuso
a la suave comprensión de que el cartel -en su lugar de origen- constituía un
estandarte de permanente apelación a la memoria e imaginación colectivas.
Momentos de
zozobra fueron vividos a lo largo de estos años. Preocupados,
los amigos corrieron presurosos al café cuando el diario anunció
que el edificio contiguo sería demolido. La tranquilidad retornó cuando
la piqueta se detuvo en el segundo piso, quitando al futuro la
contemplación de un estilo arquitectónico singular.
El grupo
también transpiró gruesas gotas de sudor cuando desapareció el majestuoso
águila que coronaba enfrente de la confitería del mismo
nombre. La depredación llenó de congoja a los contertulios, quienes
renovaron sus encuentros para controlar la perdurabilidad espacial del
cartel de emulsión Scott.
Hace unos
cuantos días algunos miembros del grupo derramaron ante nosotros lágrimas de
tristeza. Alguien, que nunca figurará en las crónicas policiales por hurto
calificado, se había llevado el cartel. Los amigos, aseguraron, seguirían
reuniéndose- esta vez definitivamente en el banco de la plaza- par diseñar planes
de recuperación y laboriosas pesquisas.
A medida que
pasan los días crecen los signos de una memoria ofendida. Obstinados, los amigos
piensan en ofrecer una jugosa recompensa a quienes aporten datos sobre el
paradero del cartel de Emulsión Scott.
El esfuerzo,
se nos ocurre, vale la pena. Tan sólo un aspecto de esta pasión –el ejercicio
de soñar- justifica el intento.
.........
1990-Tex to paara el ciclo de tv"Un pco de cultura"
lunes, 10 de noviembre de 2025
¿Cuánto cobrás, Feiinman?
viernes, 24 de octubre de 2025
FUNERAL DE LA ALEGRIA
Ni que hablar de esas ausencias
que deshilachan las rutinas. Ellos —los que roban sin ruido—se mimetizan en las
calles en las que el sol no alumbra. Una localización donde imperan los
Caballeros del Espanto cuya matriz de odio se aposenta, sin pudor, en la mesa
de los desamparados.
Prorratean las horas a su antojo, patrones del
tiempo.
Asoman, la noche del sosiego se repliega,
tal cual animal herido que no quiere ser visto. Ahí están. Sus alforjas rebosan
de lo que era nuestro: un gesto, una canción, el calor de un domingo sin apuro.
Pequeñas raterías. Desde su trono, el esperpento miente a mansalva, vocifera
entelequias. Nos ata el alma con el hilo
invisible de sus babas, madurando insomnios, abandonos, silencios que engordan, voces que ya no llaman. En esas arterias
de penumbra, la copla se vuelve esquiva, La angustia y el recelo se capitalizan
en cada esquina. Y la dicha —esa palabra que ya no se pronuncia—se evangeliza
en un espejismo.
Un libro que no se abre, un pan
que no alcanza.
Abrazos que se aplazan.
Mínimos timos a medida que nuestras existencias
se encogen. Estafas subrepticias que escasamente se insinúan. La dicha se eclipsa
entre exhalaciones, ganada por la
incertidumbre.
El daño opera según el lento
comportamiento de las manchas de aceite, inician minúsculas y luego lo cubren
todo.
Coral de las carencias:
Gestos amables trastocados en
rictus.
El café moroso en el boliche de
siempre.
Ese mantel desierto que abriga
una memoria somnolienta en un pliegue del hule.
La ronda cimarrona del mate
conversado.
La silla vacía, el timbre que no
suena, la carta que no llega.
El Leviatán avariento que todo engulle
no tiene rostro. Refugiado en esa inmunidad saquea lo esencial: la empatía, la
ceremonia del abrazo, la risa reparadora.
Y así…
Menguada felicidad de los impíos.
“Estoy luchando. Estoy en ello con todo mi corazón”,
musitó el bueno de Vincent Van Gogh un atardecer melancólico, luego de concluir
su lienzo “Anciano en pena”
De esta arquitectura se desprenden los desgarros. No por la
cuchillada feroz que invade y cala honda, sino por la lenta coreografía de mil
tajos diminutos. La vida se escabulle en su demora, como si no le faltara
tiempo, sino destino. Y en ese funeral sin flores, la alegría no muere de un
disparo: se extingue por omisión.
En la autopsia final
de la época el dictamen no grita: susurra. No señala heridas abiertas, sino
esos menoscabos invisibles. Allí, en lo intangible, se consuma el duelo de lo
humano
sábado, 18 de octubre de 2025
El que regresa
Por algún prodigio
antojadizo, cuyo hermetismo nos supera, Juan Carlos Bustriazo Ortiz emerge
diáfano y diferente de cada uno de los hombres que ha sido.
Por Puelches, lo
vieron. Por el arroyo Los Berros, por
Guatraché, acarreando ¡ay! su linterna de ¿cuatro... cinco? elementos, en sus transiciones de
linyera nictálope, de flamenco a milodón, de búho insomne a trovador
¡Si hasta dicen que fue
piedra!
“He visto un pájaro de anochecido vuelo” (*)
Ponderaciones del
peregrino, inventarios azarosos.
Siempre
está viniendo, lo que quiere decir que alguna vez se fue.
Partió, el hombre que
supo descubrir la belleza de un rostro Polifemo, que olvidó un cisne en la casa
de Rayén Leoncilla y confirmó en un
tango a compinches y tocayos. Volvió, el
que germinó una rosa entre la niebla y echó a dormir su siesta por la arena.
Cada vez que alzó vuelo,
dejó un poema. Un presente mínimo; acaso
una chaquira en el collar del tiempo, un papiro amarillo o una piedrita
azul... En fin, una manera de decir “no
me olviden”
“El viento está del sur, dijo una ninfA” (**)
Nos dejó, cada vez,
ensimismados en nuestros misereres y desde entonces fue una fiesta la hora del
retorno.
Durante sus ausencias
aplicamos la terapéutica que promueve la parábola de Bradbury.
Guy Montag somete al
fuego los libros que perturban, que cuestionan, que interrumpen los sosiegos
del hombre sometido.
Guy Montag, el quemador. Por estas dilataciones de la soledad lo
conocemos bajo otras apariencias, pero con similares corolarios. De manera que cada uno fue Juan Carlos a la
hora de procesar redenciones, socorrer atrevimientos e imaginerías.
Catequesis del
caldenar: contra el fuego, fuego.
En ese aprendizaje nos
transformamos en elegías y poemas puelches.
Voces de contramuerte, en noches de Temple y vino negro. Coplas
del crepúsculo vagando por el monte o callecitas floridas. Confirmaciones de que la vida es vida si
vence la memoria y sus deberes.
Ahora, Juan Carlos
Bustriazo Ortiz re-luce al cabo de una nueva travesía, con sus incógnitas y sus
silencios. Quizás tan solo musite ¡Brujalabra!, en la cúspide de un exorcismo lírico.
Será bastante.
Afuera, cantan albricias las calandrias y el
gozo se amplifica en clave de cuatro.
¡Cuatro!, buen número para reanudar el compromiso.
Porque para eso están
hechos sus poemas.
Para que se nos encarnen.
Juan Carlos Pumilla
Marzo 2006
(*
Ricardo Vaquer,”¿Duermen todos los pájaros de noche?”,1979
(**) JCBO, Inalén Cuyén, 1988
………
Texto ñpara
una edición frustrada de cuatro de sus
libros en marzo de 2006 impulsada por la Cámara de Diputados de La Pampa. Los
demás prólogos fueron concebidos por Edgar Morisoli, Oscar Santamarina y Walter
Cazenave.
jueves, 16 de octubre de 2025
Florita
Los altavoces del predio del Club
Pampero de Guatraché filtraban las albricias de la tarde estival y realzaban
las trovas criollas de Saúl Huenchul. Décimas subrayando las habilidades paisanas en esa
jornada de destrezas.
Por la noche el tono del payador
se sosegaría seduciendo a los asistentes de la vieja casa de Cultura con unos
versos alejandrinos que nuestra memoria aun contiene.
Saúl echó atrás el ala de su
sombrero en un implícito homenaje al Bardino y completó la articulación con un
saludo mudo a un amigo entre el público.
Guillermo Herzel encumbró su
brazo respondiendo, pero interrumpió la cortesía porque en ese momento
descubrió a Florita refugiada en las protecciones de la fronda.
Mientras caminaba hacia ella
Guillermo lucubraba acerca de lo
contento que se pondría Juan Carlos Bustriazo Ortiz cuando le comunicara sobre
esa presencia.
Resulta ocioso presentar a Juan Carlos.
Conoció a Florita en la pensión “Dos Picos”, esa que está a pasos de las vías.
Ambos se cruzaban en los pasillos saludándose con circunspección e
intercambiaban consideraciones mundanas
en el almacén de Dayup. Desde ese instante él se sintió profundamente atraído,
no obstante jamás se atrevió a
confesarle esos sentimientos. Ni siquiera en los bailes donde la belleza de la
joven iluminaba los galpones y el bandoneón de Godo tornaba propicia la relación. Pero Juan no bailaba.
Ella abanicaba sus pestañas y él sentía la brisa.¡ Ni qué
hablar de los fulgores de sus ojos claros abrasando su corazón!
Guillermo avanzó hasta nosotros y
en su semblante se acentuaba el júbilo. Sin preámbulos tocó el hombro
del poeta para notificar que Florita
quería saludarlo. Mirta y Raquel palmearon
sus espaldas con entusiasmo y voces de aliento. Tan emocionadas y
felices como él que ahora se dilataba en la hilera de eucaliptus desandando cuarenta
años de ausencia.
Hubo un apretón de manos y dos
sonrisas.
Huenchul dejaba constancias del singular tranco pasuco de un tordillo que despertaba las delicias de entendidos y profanos.
Espectadores de un momento único,
e irrepetible, no quedó pincelada alguna
que fuera indiferente.
Florita perseveraba esbelta y hermosa, igual que lucía en la fotografía que un profesional del oficio, tal vez Juan José Gozza, tomara en
su juventud. Hasta su cabello, prodigio del Koleston, permanecía inalterable.
Sus mejillas, cual piel de una manzana
madura, delataban el tiempo transcurrido pero, contrariando sus designios, acentuaban su encanto.
Se movían y las hojas crujientes
ejecutaban una sinfonía a cielo abierto.
Él se atrevió a liberarla de una ramita imperceptible
de sus hebras y ella sacudió una ilusoria brizna del pecho del camisaco pardo que esa misma mañana Mirta
había planchado con esmero.
Florita, recostada contra el
tronco del árbol plegó su pierna para
forjar un cuatro perfecto. Juan agitó los brazos, tal cual si volara.
Parecían pájaros.
Acaso lo fueran.
Florita, Florentina Pukemeier hoy
se prorroga en la evocación de su sobrina Silvia.
Juan, en la nuestra.
Luego, cuando las copas de los árboles promovían sombras
alargadas, en estos dominios de la Rubia Espesura, sobrevino un abrazo moroso y un adiós al que le sobraron
palabras.
“Ya se me apaga la copla,
brasita violeta del atardecer.
El aroma de la tierra,
ramito de ensueño, se vuelve mujer…”
Cuando retornó del
encuentro, radiante, blandiendo una sonrisa de campeonato, Milodón,Flamenco B ustriz, Búho Nictálope,
Linyera trashumante, se abstuvo de exponer
pormenores superfluos.
Salvo la médula
de un diálogo tan mínimo como esta historia que exhumamos de nuestros recuerdos, por si
acaso el olvido:
-Sabe Florita que yo estaba enamorado
de usted.
Un concierto carmesí inauguró una
comparsa en sus pómulos
-¿Quiere que le diga una cosa
Juan?, yo sentía lo mismo.
miércoles, 8 de octubre de 2025
Soneto por Gaza
Noticia:
Franja de Gaza, su
superficie es de 360 km2; Santa Rosa, La Pampa, Argentina, tiene 1500 km2. La
comparación resulta intolerable y toca a fuego nuestras conciencias. ¿Existe el
que, en sus delirios más extremos, pueda llegar a imaginar que en las
dimensiones de tan sólo dos barriadas (por ejemplo, ColoniaEscalante
y Villa Santillán) cayeran a diario toneladas de bombas y veeinte mil niños fueran asesinados?
…………………………………………….
Soneto por Gaza
(El tamaño del coraje)
En Gaza, donde el
mundo se congrega,
la sangre escribe
signos en la arena.
Un niño calla. Su
dolor se ensancha,
la flor oscura de
la noche llega.
No hay mapa que
contenga tanta herida,
ni cielo que no
tiemble en su mirada.
Cada rincón es
límite y es vida,
cada latido,
llama desgarrada.
No es el tamaño
lo que rige el fuego,
ni el territorio
el que mide el coraje.
Es la palabra,
enalteciendo el ruego,
el cuerpo que se
alza sin blindaje,
la dignidad que
danza el desespero,
y el alma que resiste
a su celaje.
sábado, 4 de octubre de 2025
Contra el viento
Prospera el
bajel entre resacas
como un verso desafiando la borrasca,
con pan y
empeño, con Knafeh y agua,
comparecen, alzando
esos cordajes.
Por ahí flamea una proclama airada
en lo más
empinado de los puentes.
A esa altura
se expone sin reparos
la dignidad de
un mundo que, insumiso
va contrariando
cercos de silencio.
ante
lacayos que bajan la mirada.
Son balandras
de carne y sueño.
Sublevadas, por el
grito de las madres,
o esas lágrimas huérfanas de sol,
de humo y de escombro, sepultadas.
Y del otro
lado el muro expresa,
un texto arcaico
de bloqueo y parca,
con drones
que patrullan un anhelo,
con leyes
que niegan tanto llanto.
Pero el mar insiste,
cual Sumud
germinando de
una biblia atea:
la que borra las
fronteras de los mapas
ni se deja sitiar por las tormentas.
Global y
férrea la flotilla se adelanta
sin vacilar, rumbo a barlovento
promoviendo fulgores en Kalkiliah,
talvez prorrogando
una esperanza.
sábado, 27 de septiembre de 2025
Las barcas
Avanzan, entre las olas , esquivando drones y silencios. Acaso, cuando lleguen a puerto, todavía queden niños para recibirlos. En tanto, en los salones imperiales el Señor de la Muerte grita su empeño ante la sala vacía. Salvo ,claro, los delegados de la obsecuencia y la abyección. Tan voraces, sedientos del hambre ajeno. Cuando la última barca haya llegado a destino quedará franca su estela para estimular nuevas singladuras. Una tras otra, y otras más , hasta el hartazgo. Lejos, tan lejos como nuestra dignidad lo permita.
…
Plegados: Raquel Pumilla.
viernes, 26 de septiembre de 2025
Tiempo de certezas
TIEMPO DE CERTEZAS
Armonías del cosmos: cuando este libro gane la calle se cumplirán cuarenta años desde la
creación del Movimiento Popular Pampeano
por los Derechos humanos.
Ahí e hospeda el
filamento de una simetría: no solamente una lisonja a la efemérides sino también a la obtención
de un inapelable laurel contra la falsedad. Que no otra cosa
impregnó las voluntades de aquellos fundadores. Orientaciones que se
prorrogaron en la matriz del otro
colectivo que enarboló esas banderas
en los
juicios a laSubzona 1, 4.
Al flujo de cuyos contextos germina
esta iniciativa editorial.
En los extremos de tales décadas el mismo dilema: ¿cómo
dilucidar esto que asoma con la apariencia de
un crimen perfecto: el asesinato de la realidad consumado por su relato?
No estaría mal, lucubramos, pensar a la verdad como el
triunfo del “Ángel de la Historia”. O quizás,
la revancha de los negados.
En los estertores del
siglo XIX la falacia encubrió la masacre con la fórmula de “campañas al
desierto”.
Escribas y notorios
representantes de la
generación del ochenta completaron el
discurso expiatorio (tapadera de un formidable negocio inmobiliario) haciendo
progresar en la conciencia pública la contradicción “civilización o barbarie”.
Abunda la literatura en tal sentido. Uno de estos literatos, afanoso profanador de tumbas, se adentró en nuestro
territorio tras el objetivo de mensurar
las quince mil leguas y verificar la eficacia del proyecto de
limpieza étnica.
Cien años después, el pregón no fue diferente. La modernidad,
orden y organización, la isla de paz
y la fecundación de esa teoría , tan
tramposa como binaria , de los dos demonios.
Ahí reside la pugna: postulamos a la verdad, concebida por el
conocimiento cabal del escenario, los
consensos éticos, elaboraciones espirituales y materiales de la sociedad. .Incluso,una legitimidad que
no descanse en la comodidad de la
apodíctica y se someta a exámenes, científicos y morales, cuando de la defensa
de la humanidad dependa su destino. Y en su reverso, una versión maniquea, maliciosa y corrupta de ese entorno.
Así las cosas la búsqueda de la certeza conlleva,
necesariamente, perforar las entrañas de
la mentira. Sus razones, objetivos, estrategias para adulterar nuestra
manera de concebir la vida.
Lo postuló Adorno, en los vislumbres, opacos, de una nueva
época: impedir que Auschwitz retorne
sobrelleva explorar sus intersticios.
Aquí radica el enorme
tributo de la propuesta. Un texto que atesora pulsiones militantes
con enjundia doctrinaria y procura desentrañar todas las veladuras de la
verdad hasta que ésta deje de ser una utopía
convirtiéndose en derecho. Esto
es, bajarla de la pancarta y pasar a
ejercerla.
Recorremos las páginas y experimentamos un legítimo orgullo
porque la autora provenga de aquí, del lado pájaro de la utopía, de este
solar de desvelos, de una comarca dos veces flagelada por un plan genocida.
En la academia se la reconoce: doctora Ivana Romina Barneix,
Secretaria del Observatorio de Derechos Humanos .entre otras responsabilidades.
Para nosotros es “Iva”, la muchacha que vino a enriquecernos con sus aportes,
representarnos, impregnarnos con su visión de género y fortalecer la
cofradía del abrazo, fraguado en estos
entreveros, feroces, con los apóstoles de la noche más oscura.
La vimos, sus barbijos claros , escudos ante la peste,
trocados en corazas contra los canallas.
Tenaz, dilatando evidencias. Describiendo
un sumario del horror que incomodó a los exégetas de la
obediencia, afiliados a las sociedades de la negación, del olvido, del
silencio.
¡Cuarenta años, los mismos que la democracia!
Aferrados a estos
caudales patrimoniales, nos aprestamos a
celebrar la aparición de este compendio de fundamentos y tensiones ante los cuales no se concibe la
indiferencia.
El presente aporte teórico os encuentra, pertrechando cobijos propicios para la memoria, Procurando acceder a sus contenidos emancipa
torios, precedentes en la traza de
redimir la historia. Certidumbres,
horizontes que conduzcan a la construcción
de un mundo nuevo y mejor, en donde cobijar los sueños.
Bienvenido este tratado.
Sus páginas son alas. Y cuando ese vuelo despierte una
emoción en un lector ignoto, toda vez
que su
presencia propicie una idea auspiciosa, o se lo empuñe como una
herramienta de trabajo, constataremos su vigor, Sin urgencias, encaprichados de
porvenir, porque ya sabemos,
aprendizajes del medanal, que el tiempo es
el progenitor de la verdad y la memoria
su descendencia.
J:C:P
Julio 2023
domingo, 21 de septiembre de 2025
La barca
El muro que
abraza el ala sur del Hospital de Zona Lucio Molas ya no es solo concreto: es
testimonio.
Allí, donde
la vida se defiende día a día, decenas de manos se alzaron con pinceles como
estandartes, gritos que se niegan a callar.
Al mediodía,
de este domingo 21 de setiembre, la barca estaba lista. No surcará las aguas de
Túnez, ni flameará cual bandera en las calles de Euskal Herria, ni se
alzará , proclama airosa, en las
arterias del mundo que se rebela ante la voracidad de la muerte.
Tal vez
emprenda una travesía breve, por este océano de arena que llamamos pampa.
Pero su
desafío es otro: permanecer anclada en este lugar en que se
lucha por la vida, donde aún persiste la vieja leyenda que dice que “el silencio es salud”.
Esta barca y
sus tripulantes no aceptan esa consigna.
Han venido a
izar, en el mástil más alto de nuestra dignidad, una verdad que no se puede
ignorar:
Ante el
genocidio en Gaza, el silencio, mata.
jueves, 18 de septiembre de 2025
ACERCA DE LOS IMPÁVIDOS
En 1961, en la Universidad de Yale, el psicólogo
Stanley Milgram puso en marcha un experimento que estremeció a la comunidad
científica. Quería saber hasta dónde podía llegar la obediencia de un individuo
frente a la autoridad. El dispositivo era simple: un voluntario, en el rol de
“profesor”, debía aplicar descargas eléctricas crecientes a un supuesto
“alumno” cada vez que respondía mal. Las descargas eran ficticias, pero el
“profesor” lo ignoraba. Lo inquietante fue el resultado: la mayoría de los participantes,
pese a escuchar gritos de dolor, continuó obedeciendo órdenes de un científico
que los instaba a seguir adelante.
Años después,, en la penumbra del cine Monumental,
asistimos al fil m " I… como Ícaro “en el que Henri Verneuil traslada esa situación al cine.
Yves Montand, en la piel de un fiscal, asiste a la recreación del experimento.
Como espectador, titubea antes de reaccionar, aun sabiendo que lo que ocurre es
inadmisible. El film sugiere una idea incómoda: lo más inquietante no es la
maldad del poder, sino la demora de los testigos en interrumpir la crueldad.
Esa misma inercia
parece refrendar hoy en la Argentina frente a
Javier Milei. El presidente ha hecho de la ofensa un método de gobierno:
insulta a adversarios, degrada símbolos, ridiculiza instituciones. A la vez,
aplica políticas económicas que descargan un peso doloroso sobre los sectores
más vulnerables. En el plano simbólico y en el material, la violencia se vuelve
norma.
Y, sin embargo, buena parte de la sociedad tarda en
reaccionar. Como los “profesores” de Milgram, se escucha el grito pero se
espera que alguien más detenga la máquina. La fragmentación social ayuda: cada
grupo cree que la descarga se aplica sobre otros. La autoridad presidencial,
envuelta en un aura de legitimidad electoral, cumple el papel del científico
que ordena continuar.
El riesgo está a la vista. Si la obediencia se
convierte en inercia, si la costumbre anestesia la sensibilidad, el daño se
prolonga y naturaliza. El experimento de Milgram nos recuerda que el problema
no está sólo en quien aplica la descarga, sino en quienes, al percibir el
dolor, eligen callar o esperar.
La enseñanza es clara: la defensa de la condición
humana no admite demora. Allí donde el poder convierte el insulto en política y
el ajuste en destino, la reacción ciudadana no puede esperar a que otro actúe
primero.
sábado, 13 de septiembre de 2025
“DIGAMOS…”
El concepto de libertad que invoca Milei se presenta como
una abstracción unilateral, autoritaria y excluyente. Bajo el ropaje del
liberalismo económico, promueve una lógica de impunidad para los poderosos y de
sometimiento para quienes no encajan en su esquema ideológico. Su apelación al
mercado como único regulador social desestima la política como espacio de
deliberación colectiva, niega los consensos éticos que sostienen la convivencia
democrática y desmantela toda noción de justicia distributiva.
La “libertad” que proclama no es emancipadora, sino
disciplinadora: convierte la diferencia en amenaza y legitima la exclusión de
quienes disienten. En su ejercicio, esta libertad se transforma en un
dispositivo de jerarquización, donde los otros —los que no piensan igual, los
que resisten, los que reclaman derechos— son reducidos a una categoría
prescindible, inferior, casi residual.
Cada vez que vocifera “¡Viva la libertad, carajo!”, no
está celebrando la pluralidad democrática, sino clausurándola. Su grito no abre
horizontes de autonomía, sino que delimita un campo de obediencia. En nombre de
la libertad, se erosiona lo que queda de la democracia
sábado, 6 de septiembre de 2025
Elogio del medanal
El viento
abofetea la pradera. Ráfagas poderosas castigan los surcos hasta desfigurarlos.
La erosión afila sus colmillos.
El hombre que lastima sus ojos frente a
esta sublevación de la naturaleza no ve arena. Ese manto sinuoso que se
desenrolla caprichosamente entre las lomadas, ese torrente que fluctúa y pone faldas a los flamantes alambrados, que
construye una simetría ondulante que
gratifica la imaginación y acrecienta el
disgusto de los dioses, no es arena.
¿Acaso ese muchacho que juega con las
palabras, que pretende de las palabras
un oficio, ese muchacho, digo, que responde al nombre de Ricardo Nervi, se
atreverá algún día a describir, a explicar, qué es esta marea desenfrenada,
este atolondramiento de los sentidos,
esta promesa flagelada, a la que muchos - probablemente por costumbre u ocio -
se empeñan en describir de una sola manera?
sábado, 16 de agosto de 2025
LAS BABAS DEL DIABLO
Cuatro miradas
………………….
A Ian Moche
………………………
Sergio Larrain, Leica en mano, recorre con parsimonia los senderos de Notre Dame y en uno de sus intersticios la lente se demora para capturar un momento único, pecaminoso. Talvez, una herejía insolentando la sacrosanta solemnidad del lugar.
Larrain transfiere
a Julio Cortázar la escena y pormenoriza el registro de una pareja
teniendo sexo. Furtivo, fugaz, ausente de amor. Quizás solo lascivia y desafío.
Cortázar desenfunda
su lettera 22, estimulado
por la precisión del relato de su amigo
y la ambigüedad de la Leica.
Escribe, y al hacerlo despierta la curiosidad de
Antonioni que decide que lo que ha visto Larrain puede ser un crimen. Una cuchillada silenciosa en el desolado parque de Blow Up. Un enigma que desafía la realidad y los
instintos. Acertijo que el diafragma aumenta
a medida que los fotogramas avanzan.
Lo de Michelangelo es
un homenaje a Julio . El argentino anclado en París, que desanda ,desde
el interior de Las Armas Secretas, un contexto
más abyecto. Un cotidiano relato donde
el dominador somete con lujuria a un
desamparado. Un chiquillo, si se quiere un niño, indefenso, desalojado de la justicia.
El poder se solaza en su dominio Afila sus colmillos
mientras un hilo de baba se prorroga
y escabulle sin pudor por las
comisuras de sus labios.
El sujeto que consagra su vileza sometiendo a una criatura
indefensa y lo arroja al escarnio
público, congela un film que se repite.
La dilatación del ejercicio cruel de la violencia simbólica que
probablemente admita una cuarta
contemplación.
Quien quiera ejercerla
lo hará, apenas pose la mirada en
una cuenta de twitter, digamos. O repare en las vociferaciones que se propagan
desde este infatigable Ministerio del Odio. Una vocería que alimenta con fruición sus propias salivas.
Reiterada circunstancia que Larrain no podrá captar al abreviar
una despedida en Tulahuén.
Y también porque, si viviera, el Señor de las Viscosidades, le hubiere estallado el
cráneo por su osadía.
martes, 5 de agosto de 2025
Idiotas
………………………………………….
Si la conducta y el discurso de un hombre
dejaban de ser políticos, se volvían idiotas: egocéntricos, indiferentes a las
necesidades de su prójimo, inconsecuentes en sí mismos". Christopher Berry en su libro "La idea
de una comunidad democrática".
…………………………………………
Fermín, nuestro primer
nieto, cuando apenas podía alzar la mochila para ingresar a segundo grado, aseguraba,
sin titubeos, que Sid es “un nene de porquería".
El recuerdo aflora a
destiempo, cuando ya estaba avanzado el borrador de un pensamiento sobre los extraños,
inexplicables- comportamientos de una porción de la sociedad que se reputa como mayoritaria.
No lo es, porque las
estadísticas son jactanciosas y parciales, estimuladas por la ideología de sus precursores.
Sid es Sid Phillips, el
idiota, niño vecino de Andy en la creación de Toy Story. Es conocido por su
comportamiento sádico hacia los juguetes, a los que desmembra y transforma en
criaturas grotescas, solo por diversión.
Como si no bastare para
los creadores de Disney el niño que destruye juguetes, tiene por mascota un
perro al que le adjudican las mismas patologías. Menos mal que todos sabemos
que los Bull Terrier son animalitos tan deliciosos como faltos de malicia.
A manera de exorcismo
buscamos en los estantes de la biblioteca un paradigma para contrarrestar. Un
ejemplo reparador para contar a Iana, la última nieta, a la hora de ir a dormir.
Lo encontramos, algo
ajado y polvoriento. Es "El Idiota", de Fiódor Dostoyevski, que desanda
la historia del príncipe Myshkin, un hombre considerado "idiota" por
su bondad y falta de ambición en el mundo corrupto de San Petersburgo. Él se ve
envuelto en un complicado triángulo amoroso con Nastasya Filippovna, una mujer
atormentada, y Aglaia Epanchina, quien lo ama románticamente. La novela explora
temas como la inocencia, la corrupción, la naturaleza humana, la fe y el
sufrimiento, a través de las interacciones de Myshkin con varios personajes y
sus luchas internas.
Dostoyevski analiza la
dualidad del ser humano, mostrando alternativamente su capacidad para la bondad
como para la maldad.
Es el tema central en la
novela, con Nastasya Filippovna como su encarnación y la frase "la belleza
salvará al mundo" resonando a lo largo de la historia.
¿Cuál es el mensaje de la
obra El idiota?
El idiota confía en
dominar y trascender la inherente miseria de su condición humana.
Muy a nuestro pesar, contrariando búsquedas de
nuevas lecturas recomendables, verificamos en otros volúmenes del mismo nivel, que
los idiotas abundan.
Por ahí desfilan Jean-Paul Sartre con
"Elogio de la estupidez y otros textos sobre idiotas", y Thomas
Erikson con "Rodeados de idiotas". Además, Juan Luis Cebrián
explorando el concepto en su libro "Caos. El poder de los
idiotas".
Se trata de un apasionante
ensayo que aborda el desbarajuste en el que se encuentra el mundo, debido a los
cambios tecnológicos, geopolíticos, económicos y las nuevas formas de
convivencia de nuestro tiempo.
Según el autor la desaparición del antiguo orden
mundial que emergió en los años cuarenta ha dado apertura a un nuevo e
imprevisible desorden. En cualquier lugar de la Tierra abundan las protestas
contra el imperio establecido.
Su lectura no deja espacios
jubilosos. Menos mal que en la otra repisa habitan por esas rimas del cosmos,
Dostoievski junto a Gramsci y otros salvavidas. Desde su eterna celda el
maestro italiano se demora en la tipificación cerca de los idiotas (ni siquiera
sobre la estupidez que, aunque distintos, suelen tener las mismas implicaciones
éticas).
Repasamos sus páginas que
nos esclarecen con una reflexión en tanto orígenes y consecuencias de la idiotez. Argumenta, el autor de “Odio a los indiferentes”, que la
clase dominante mantiene su poder no solo por la fuerza, sino también a través
de la hegemonía cultural. Este predominio implica el control de las ideas y
valores que circulan en la comunidad. Puede llevar a que las personas
acepten pasivamente las estructuras de dominio existentes, incluso cuando contradigan
sus necesidades.
Aguijoneados por Gramsci nos vamos del brazo con el
filósofo y sociólogo alemán Theodor W. Adorno, que sostiene que este tipo de patología
no es simplemente una falta de
inteligencia, sino una cicatriz que surge de la represión y el terror.
Y dice más, de cómo esta interrupción deja marcas
profundas en el individuo y en la sociedad. Su reflexión, escrita en 1969, acaso
nos socorra para entender las dinámicas de la opresión y la resistencia
Nos hace falta esta asistencia. Sin ir más lejos porque
este texto de contingencia, en coautoría con una biblioteca que se resiste a
envejecer y un servidor de internet cada vez más concurrido, surgió ante una
visión que inquieta, nos deja perplejos, nos desafía:
Vemos, en los noticieros, un sujeto extravagante,
babeante de odio que maltrata a los desamparados impostando la voz, fingiéndose
ventrílocuo. Digamos. Mientras lo hace zamarrea histéricamente a un muñeco en su
falda en tanto desgrana, como una marioneta pueril, una monótona cantinela, tan
perversa como escatológica.
La escena, rematada por un coro de adulones
festejando.
Idiotas, en el estado más alto de pureza.
Idiotas, doblemente idiotas, en su maligna
teatralización de la crueldad.
Resulta arduo describirlos. Quizás, en este aprieto, nos auxilie aquel
axioma de Fermincito acuñado hace más de dos décadas.
ABRAZO, AHÍ
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