Ella vibra expectante. Porque está enamorada y entonces, ya está
escrito, se hace larga la espera.
El sabe que lo aguardan, que el amor precisa
del ritual de la cita y esas palpitaciones que la ansiedad propicia en el
centro del pecho.
Ella se reclina en la penumbra de su
alcoba y es una bella imagen la miel de sus cabellos.
El apura el paso vehemente del regreso
mientras cae la noche puntual, como el lucero.
Ella y sus silencios
El
y sus demostraciones.
Celebraciones
de la vida
Fulgores
de la esperanza
Ella, que viene desde lejos, desde las
profundidades de la luz, atesora riquezas y unos cuantos secretos que se van
revelando cada vez que se encuentran.
El hurga en sus misterios y descubre
nostalgias, algunas cicatrices y un horizonte azul donde albergan los sueños.
Ella se estremece al presentir sus
pasos y su cuerpo aletea como si fuese pájaro.
El se inclina para tomarla en brazos y
repasa las formas confirmando su estampa.
Ella y el.
Peregrinos de la bienaventuranza,
se estrechan n la copla
y en la misma proclama
Nosotros, que sabemos de este amor,
testigos y cómplices de una relación que se dilata en los confines, lo celebramos
y decimos, como auspicio y convite:
Bienvenido Juan
abraza a tu guitarra
has vuelto por La Pampa
… estás… como en tu casa.
jcp