Menos mal el
cobijo, que es al mismo tiempo refugio y
plataforma. Este es el nido: el lugar al
que pertenecemos, la localización del origen y, acaso, la revelación de deberes y destinos. Porque el nido se
construye al amparo de viento y tempestades, hace pie en las ramas más robustas
y procura el sol como itinerario de
vida.
(esculturas de Nahuel Pumilla)