viernes, 29 de septiembre de 2023

DEMOCRACIA- inventario


Alcanzamos, en este  momento  del calendario, amortizados por cierta  impunidad que dan los años. Con edad y experiencias suficientes  como para  sostener que el tiempo es una ilusión  absurda  del pensamiento y, por tanto, cuarenta años pueden ser una eternidad o un suspiro en el universo.

¡Cuarenta años!, “que febril la mirada…”

 Un punto y coma en la Divina comedia, una brizna en el Sahara, un granito de arena en la costra reseca del Salado.

Y a la par, un cosmos: Cabezas,  López,  el Papa criollo, una  pandemia-, tan cruel y venenosa como lo suele ser la pobreza- un Oscar, un No positivo, dos Nobel, dos mundiales en la vitrina, otras tantas constituciones, cinco presidentes en once días, una mudanza  de siglo, un nuevo lenguaje y…¿ Cuántas mutaciones de moneda?

¿Ya floreció  el dólar carcú?

Actúan los cara pintadas, dos veces, pero los niños no ríen.

Este lapso ha operado en nuestras conciencias tal cual  una montaña rusa. Cuando estamos en la cima y consideramos acariciar alguna estrella, caemos vertiginosamente. Luego descendemos…y así, hasta el hartazgo

Tiempos de  desgarros y alegrías efímeras.

“Todo pasa y todo queda”, gracias Machado.

 ¡Si ayer nomás despedimos a Cortázar, Atahualpa, Piazzolla, la Negra. Hamlet partió esparciendo  un estela ceniza en un álamo carolina. Tejada se fue, dejándonos solos, como un niño en la calle.

¡Si hasta el Diego dio un portazo tan rotundo que el sonido  aún reverbera en el aire! ¡Una partida que  mancha  esa alegría ecuménica que engordaba en nuestros corazones!

Ni que hablar de los de acá, tan íntimos, tan cercanos, tan poderosamente sentidos. Desgajos tan notables cuya enumeración nos es imposible traducir en palabras.

Si te caes cien veces, cien veces te levantas, sentenció el poeta en un tiempo de bruma y de zozobra. Habrá que hacerle caso y apelar a esta didáctica de la historia que nos asegura que las derrotas son las madres de las victorias.

No hay corralito que valga.

Repasemos: el período comenzó con un juicio y culmina con otro. Los dos  a contrapelo de los capataces del poder,  amanuenses, de los saciados. Ambos presididos  por una monumental arquitectura de argumentos legítimos, razones éticas  y apelaciones a la justicia, Un cúmulo de demandas por la sencilla razón de su ausencia.

Acaso  la justicia se ha fugado?

Faltan veredictos, pero no hemos perdido el juicio. Ni la ilusión, ni la voluntad. Allí está, para alentarnos, ese mocerío inclaudicable, sonoro, aguerrido, que se abre paso sobre las barricadas para desterrar las tinieblas, iluminar nuevas huellas. Otres, aluvionales, armando la ola más descomunal que rejuvenecen  estas décadas tiñendo el futuro de ese color que se asocia a la esperanza.

Por allí cada tanto, a la vuelta de la esquina, un chiquillo recuperado.

Largo es el camino, cualquiera sea la distancia. Puede ser ancha y sinuosa como la que une Lago Escondido con  Alto Comedero. O mínima y fatal, tal cual una sentencia del INDEC o esa motosierra. Una traza herida ,de Maldonado a Nahuel. O de Kosteki a Santillán, sin ir más lejos.

Al final del recorrido puede ser que lo que nos inunde sea el desasosiego, o que no haya luz en la consumación  del túnel o que la casa no esté en orden.

Si llegáramos a ese punto, esa ponderación de lo imposible, no desfallezcamos,

Allí habitarán los que iniciaron sus existencias en aquellos ochenta tan distantes. Nuestros hijos y nietos, por ejemplo. O estos músicos que abrazan diapasones y elevan sus voces para cobrar altura. Más  esos otros, imberbes, irreverentes,  con ese tonito displicente  que a menudo  armonizan los jóvenes, susurrándonos al oído; “no te des por vencido, bobo…”

Y si  este exorcismo, casi una gambeta del lenguaje, una admonición  de zurda y con los botines de punta, no bastare, nos queda otro.  El que amanece en esa historia que Galeano despejó  desde las elevaciones del aula magna, en la que da cuenta de  esa filosofía de vida que  atañe a la cosmovisión de las indias huicholas. Mujeres empoderadas por el  sufrimiento que, al momento de parir, emplazan  sus pensamientos en el relámpago de felicidad y regocijo en que ese  niño fue  concebido.

No es mala la  idea. Aparejemos, entonces, un nuevo inventario que  cada uno de ustedes fermentará en ampliaciones. Datos, fechas, sucesos.  Una revisión pionera y plural, que instale el acento en los momentos germinales de esta democracia cuya efeméride  hoy nos convoca.

La lucha, sin ir más lejos, la resistencia, el magisterio de Madres, el vuelo de los pañuelos, la memoria viva de los ausentes y su paradigma. El canto testarudo, las puebladas…

Los pibes, desobedientes a una moral que se deshilacha.

La lista es inagotable y se nos ocurre  pensar, esta noche y en estas jornadas  de fastos y conmemoraciones, que no es posible una democracia que olvide a quienes la preñaron.

j.c.p

marzo 2023

 

 

 

 

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