La guerra le destruyó la huerta y su
niñez. A los trece, el bambino ya era partisano y padecía en carne propia los desgarres familiares. Acaso llegue un tiempo , y una
licencia de distancia, que alcance a suturar estos desgajos. Una jornada gris de 1945 el cielo de Feltre se oscureció ante
el vuelo de los aviones y el cura del internado se le acercó para concederle la extremaunción .Porque no otra
cosa presagiaba el estremecedor rugido
de los Panzer de la Reichswehr. Estampida de las hordas batiéndose en retirada, arrasando todo
lo que entorpecía su paso. Afortunadamente los aliados llegaron antes que el
sacramento religioso cobrara sentido. El Bepi es, Giuseppe, José bah; hermano
de nuestro hermano Pablo De pian. Ambos
emigraron a la Argentina y fundaron una familia que crece y se expande por confines
infinitos. Buena parte de ella se
congregó hace unos días para celebrar su cumpleaños número noventa. En un hueco
de la fiesta- ratificando una amistad que se prorroga por más de medio siglo-
nos regaló memorias de praderas y
lejanías. Con ese acento que no se despega de su infancia , desmigajó pormenores de sus proyectos futuros que siguen girando
alrededor de las flores, la música, la fidelidad eterna a las banderas de la
emancipación.
Bepin panzeta, Así lo llamaban los vecinos-con algo parecido
a la conmiseración- por la tremenda flacura y abultada pancita.
Por las mañanas se lo ve, mate en
mano, regando plantines, abriendo surcos
y practicando
su recreo favorito: charlar con
las calandrias.
Vayan estas palabras como
redención: porque aquella tarde no le cantamos Bella Ciao y nos faltó otro
abrazo.
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