miércoles, 30 de mayo de 2012

Presupuesto y cultura

Los desvelos, pampeanos y nacionales, en torno al interrogante de por qué

no hay presupuesto para cultura admiten varias respuestas pero, para simplificar el

área de observación conviene inicialmente definir que –para este caso- resignamos

el carácter antropológico del concepto de cultura limitándolo a la región de

actividades artísticas.

Convenido este código debemos subrayar que no es cierto que no se

destinen dineros para el área. De hecho se orientan (en abultadas cantidades) a

realizaciones que, disfrazadas en industrias culturales, son funcionales al esquema

ideológico económico dominante.

En la lógica capitalista de socavar los rasgos identitarios para favorecer la

mediocridad y el adocenamiento, desarticular los vínculos sociales para pescar en

río revuelto, condenar el acto creativo por su alto contenido de indocilidad, los

administradores de los fondos públicos adscritos al mercantilismo solo irán en

socorro de aquellas realizaciones que no cuestionen o se opongan a estos

lineamientos.

Por cierto la obediencia de los diversos gobiernos al liberalismo, donde lo

que se privilegia es el predominio del capital como elemento de producción y

creador de riqueza, no puede menos que conducir a que los fondos que se

consignen a todas las actividades sociales estén determinados por este concepto.

Dentro del capitalismo, todo, fuera del capitalismo, nada. O muy poco, porque

gobiernos timoratos, populistas, hipócritas, demagógicos, conservan la habilidad

de resguardar las apariencias y proteger sus imágenes respaldando con migajas

construcciones sociales genuinas.

Por cierto abunda la crónica que desnuda una práctica lateral que consiste

en auspiciar con recursos irrisorios emprendimientos de los creadores. De esta

manera un mero viático se encarama a los escalafones más empinados del

proselitismo cultural.

Otras veces, excepcionalmente, la demanda sectorial coincide con la

frecuencia de un funcionario o de un área de aplicación desobediente o más

vergonzante y la regla se rompe, pero los resultados son coyunturales y

obviamente no crecen ni perduran en el tiempo.

De la lectura exhaustiva del vademécum presupuesto –cultura se

desprende que Las políticas generales son las que prevalecen conformando un

entramado complejo que puede desentrañarse apelando a una didáctica callejera

insuperable: pan y circo.

                                                                  JUAN CARLOS PUMILLA

                                                                                      junio 2008




































































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