jueves, 18 de septiembre de 2025

ACERCA DE LOS IMPÁVIDOS


En 1961, en la Universidad de Yale, el psicólogo Stanley Milgram puso en marcha un experimento que estremeció a la comunidad científica. Quería saber hasta dónde podía llegar la obediencia de un individuo frente a la autoridad. El dispositivo era simple: un voluntario, en el rol de “profesor”, debía aplicar descargas eléctricas crecientes a un supuesto “alumno” cada vez que respondía mal. Las descargas eran ficticias, pero el “profesor” lo ignoraba. Lo inquietante fue el resultado: la mayoría de los participantes, pese a escuchar gritos de dolor, continuó obedeciendo órdenes de un científico que los instaba a seguir adelante.

Años después,, en la penumbra del cine Monumental, asistimos al fil m " I… como Ícaro “en el que  Henri Verneuil traslada esa situación al cine. Yves Montand, en la piel de un fiscal, asiste a la recreación del experimento. Como espectador, titubea antes de reaccionar, aun sabiendo que lo que ocurre es inadmisible. El film sugiere una idea incómoda: lo más inquietante no es la maldad del poder, sino la demora de los testigos en interrumpir la crueldad.

Esa  misma   inercia   parece refrendar hoy en la Argentina frente a Javier Milei. El presidente ha hecho de la ofensa un método de gobierno: insulta a adversarios, degrada símbolos, ridiculiza instituciones. A la vez, aplica políticas económicas que descargan un peso doloroso sobre los sectores más vulnerables. En el plano simbólico y en el material, la violencia se vuelve norma.

Y, sin embargo, buena parte de la sociedad tarda en reaccionar. Como los “profesores” de Milgram, se escucha el grito pero se espera que alguien más detenga la máquina. La fragmentación social ayuda: cada grupo cree que la descarga se aplica sobre otros. La autoridad presidencial, envuelta en un aura de legitimidad electoral, cumple el papel del científico que ordena continuar.

El riesgo está a la vista. Si la obediencia se convierte en inercia, si la costumbre anestesia la sensibilidad, el daño se prolonga y naturaliza. El experimento de Milgram nos recuerda que el problema no está sólo en quien aplica la descarga, sino en quienes, al percibir el dolor, eligen callar o esperar.

La enseñanza es clara: la defensa de la condición humana no admite demora. Allí donde el poder convierte el insulto en política y el ajuste en destino, la reacción ciudadana no puede esperar a que otro actúe primero.

 

 

sábado, 13 de septiembre de 2025

“DIGAMOS…”


El concepto de libertad que invoca Milei se presenta como una abstracción unilateral, autoritaria y excluyente. Bajo el ropaje del liberalismo económico, promueve una lógica de impunidad para los poderosos y de sometimiento para quienes no encajan en su esquema ideológico. Su apelación al mercado como único regulador social desestima la política como espacio de deliberación colectiva, niega los consensos éticos que sostienen la convivencia democrática y desmantela toda noción de justicia distributiva.

La “libertad” que proclama no es emancipadora, sino disciplinadora: convierte la diferencia en amenaza y legitima la exclusión de quienes disienten. En su ejercicio, esta libertad se transforma en un dispositivo de jerarquización, donde los otros —los que no piensan igual, los que resisten, los que reclaman derechos— son reducidos a una categoría prescindible, inferior, casi residual.

Cada vez que vocifera “¡Viva la libertad, carajo!”, no está celebrando la pluralidad democrática, sino clausurándola. Su grito no abre horizontes de autonomía, sino que delimita un campo de obediencia. En nombre de la libertad, se erosiona lo que queda de la democracia

sábado, 6 de septiembre de 2025

Elogio del medanal


  

El viento abofetea la pradera. Ráfagas poderosas castigan los surcos hasta desfigurarlos. La erosión afila sus colmillos.

       El  hombre que lastima sus ojos  frente a  esta sublevación de la naturaleza no ve arena. Ese manto sinuoso que se desenrolla caprichosamente entre las lomadas, ese torrente que fluctúa  y pone faldas a los flamantes alambrados, que construye una simetría  ondulante que gratifica la imaginación y acrecienta  el disgusto de los dioses, no es arena.

 ¿Acaso ese muchacho que juega con las palabras, que pretende  de las palabras un oficio, ese muchacho, digo, que responde al nombre de Ricardo Nervi, se atreverá algún día a describir, a explicar, qué es esta marea desenfrenada, este atolondramiento  de los sentidos, esta promesa flagelada, a la que muchos - probablemente por costumbre u ocio - se empeñan en describir de una sola manera?

ACERCA DE LOS IMPÁVIDOS

En 1961, en la Universidad de Yale, el psicólogo Stanley Milgram puso en marcha un experimento que estremeció a la comunidad científica. Q...