viernes, 19 de julio de 2013

Simetrías

"Se va la tarde".foto de Roberto Recofsky
Hostigada por un aluvión de desgracias sucesivas la razón de Madelén Bidagaray cede al embate y es invadida por las hordas de una dimensión alucinada. La compañera del hombre que apostó al futuro de Santa Rosa al plantar los cimientos de una esperanza que hoy lleva su nombre, Villa Uhalde, se refugia en un viejo galpón y allí se queda a esperar a las parcas. Cada tanto los fantasmas retornan y ella denuncia a  gigantes de un solo ojo o  secretos  aquelarres a pocas cuadras del hospital de zona. Desesperada,  formula extrañas invocaciones a Aitor  que nadie entiende. Esto ocurre en Santa Rosa, en un territorio surcado por las luces malas y los tinguiriricas. Sucede que a la hora de defenderse Madelén apela a las armas que le provee su atormentada memoria: los dioses, las voces y  los mitos del país vasco que ha quedado  lejos, infinitamente lejos.
           
            La noche presenta su luna creciente en sociedad mientras las brasas se blanquean en el fogón y el vino corre sereno y amistoso, al igual que los relatos. José Depetris ha prometido historias de su abuela y todos las reclaman atentos y distendidos. María Sarmiento se descubre ante  los comensales encantadora y misteriosa, síntesis de esta pampa desmedida. Cautiva desde niña, la columna de Redondo la rescata en los alrededores de la mítica Leuvucó. Con uno de sus salvadores se habrá de casar años más tarde y no demorará en fundar una familia  que crece y se extiende por el territorio de La Pampa. María es fuerza y pasión y su  figura se embellece en el relato del nieto. Dice José que cada vez que alguien le preguntaba por sus padres y sus orígenes se limitaba a responder lo que todos presentían. Ella era hija del viento.


            Margarita Serraino calla, estremecida. Ella también tiene una abuela cautiva  y mil historias de desvelos y coraje. Incitada por el relato de José o al influjo de la magia de la velada se decide al tiempo que elige las palabras. Recuerda a su abuela de talones cortados, recurso de captores para impedir su fuga, y mientras habla el silencio se sienta respetuoso a su alrededor. Dominga Mariqueo tuvo una vida de leyenda y no es casual que Enrique Stieben se nutriera de ella para su Hualicho Mapu. Pero... ¿cómo se entiende que habiendo retornado con los suyos doña Dominga siguiera teniendo apellido aborigen? La voz de Margarita enronquece: es que es al revés, explica,... ella era cautiva de los blancos.


(de la serie "Rimas")

Acerca del hambre

En el Museo de la Historia habrá un contenedor. En su interior un zapato sin suela, una silla de tres patas, el mango de un hacha, acaso un ...