viernes, 24 de mayo de 2019

Acerca de los neutrales

Gervassio Posadas


El hombre que admite su sorpresa también reconoce, sin decirlo, su ausencia física e ideológica en  un acontecimiento que cambiará el curso de América.
El hombre será, cuatro años más tarde, proclamado Director Supremo de as Provincias Unidas del Río de la Plata labrando un itinerario político que acaso logre su redención  en el repaso histórico.
Pero lo que importa hoy, en esta celebración del mayo revolucionario, es poner de relieve los peligros de la indiferencia o el ausentismo cívicos  como cómplices y precursores del Reino de los Saciados.  Cruenta soberanía edificada en los altozanos de nuestra patria desde donde se divisa y funda  esa  herida que lacera y llamamos grieta.
Cuenta, Gervasio Antonio Posadas: "No tuve de ella la menor idea ni noticia previa. Yo vivía tranquilo en mi casa con mi dilatada familia disfrutando de una mediana fortuna, y ejerciendo el oficio de notario mayor de este obispado desde el año de 1789. Me hallaba ocupado y entretenido en las actas del concurso a la vacante silla magistral de esta Santa Iglesia Catedral en el mes de mayo de 1810, cuando recibí esquela de convite a un Cabildo abierto que con anuencia del virrey se había acordado para la mañana del día 22. No concurrí por hallarme legítimamente ocupado.
Después supe con variación una parte de lo ocurrido en aquella reunión dirigida a acordar, como acordaron, que había caducado la autoridad del virrey don Baltasar Hidalgo de Cisneros por ausencia que el monarca español don Fernando VII había hecho de su reino para el de Francia, y por el estado de anarquía en que se hallaba la península. 
Aquella noche del 22 de mayo supe en casa de un amigo que se había declarado en Cabildo abierto a pluralidad de sufragios haber caducado la autoridad del virrey Cisneros que el Ayuntamiento quedaba encargado de nombrar un gobierno legítimo a la mayor brevedad. En dicha casa estaba entre otros el capitán del ejército don Miguel Marín que se empeñó en oírme hablar sobre semejante novedad y algo acalorado le contesté que nada me gustaba, pues habiéndose ya depuesto dos virreyes, desobedecido otro por la ciudad de Montevideo y su gobernador Elío, se habían de seguir deponiendo y desobedeciendo muchos otros gobiernos, que no podía calcular cuanto (sic) serían pero sí me parecía que algún gobernante de los creados y depuesto por juntas populares había de ser fusilado; y que se guardase de entrar en aquel gobierno a que tocase semejante fatalidad” 
(...) Efectivamente, El Ayuntamiento procedió nombrar una junta gobernadora compuesta del mismo Cisneros, don Cornelio Saavedra, Dr. Juan José Castelli, Dr Juan Nepomuceno Solá y don José Santos Inchaurregui. Se recibieron solemnemente y no se alcanza la razón que haya tenido el deán de Córodba Dr. don Gregorio Funes para olvidarse de esta Primera Junta en su "Bosquejo de la Revolución" que ha dado a la prensa.
Habiendo renunciado esta Junta por varias causas largas de contar y señaladamente por una especie de conmoción y griterío en el cuartel de Patricios se eligió otra, compuesta de siete vocales y dos secretarios, sin entrar el depuesto virrey. Al poco tiempo se agregaron hasta veinte o más vocales, incluso el presidente Saavedra; y así se volvió todo un desorden y confusión en el despacho de los negocios, como se procedía de una revolución hecha sin plan alguno ni combinación como sigue hasta el día".



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