COMETE ESTA, CAPUTITO
Es martes, atardece y hace frío. El pibe, camperita negra
con un listón blanco en las mangas, zapatillas
raídas, gorra hasta las cejas.
Según quien lo describa, Lombroso, Bullrich o Hebe; el
tipo puede ser un delincuente, un terrorista o un expulsado de la vida sepultado
en la grieta.
El pibe aguarda que raleen los clientes del negocio de empanadas de la
avenida Luro casi Argentino Valle.
Igual, no son
muchos.
Cuando se despeja, arrima su figura al mostrador y le
pregunta a la chica en un susurro que se nos antojó un grito:
-Te queda alguna sobra?
La muchacha le dice que espere con la palma de su mano desplegada. Se encamina
a la cocina. Vuelve y murmura en el
mismo tono de voz que no, que aguarde al
cierre.
El pibe
asiente y retorna a su guardia, a la intemperie, una hora, talvez dos, por si
acaso la suerte.
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