Antonio Berutti acaricia la madera rugosa del cabo del puñal y reubica la vaina en la cintura hasta que la cruz se traba con el cinturón. Está nublado y fresco. Berutti espera paciente la llegada de su camarada, el otro pesado de la Legión Infernal, que demora su ingreso a la plaza de la Victoria porque anda verificando que los chisperos impidan la presencia de los infiltrados de siempre. Nada ni nadie debe alterar el clima de expectativa y firmeza que los seiscientos vecinos germinan en el paseo. Domingo French, que meses después habrá de ratificar sus doctrinas en la bruma ominosa de Cabeza de Tigre, esquiva un charco y su capote se entreabre revelando un misterio .Él ya sabe, las noticias del Alto Perú lo expanden como lava hirviendo, que buena parte del poder se leuda en el bulto acerado que descansa en la cintura. Los dos hombres se saludan en una articulación tan austera como silenciosa. Ambos saben lo que hay que hacer y con esa convicción avanzan hacia el portal del edificio donde un puñado de cabildantes debaten la minuta del día. Tratan de ignorar el griterío exterior, que entorpece la rutina. French y Berutti, reducidos a estampitas por los Billikenes del siglo que viene; arengan a la multitud y el reclamo crece y reverbera en las orillas de la aldea. El vocerío inquieta a los concejales que no alcanzan a tranquilizarse al advertir la figura marcial de Saavedra en el centro de la plaza. Es que alguien ha parcelado sospechas sobre la fidelidad del líder de los Patricios a Cisneros. Para colmo , otro lo ha visto estrecharse en un abrazo con Donado. Agustín Donado, el imprentero que no cesa de repartir papeles entre milicianos, criollos pobres, jóvenes comerciantes y esclavos que elevan sus voces troquelando un solo grito. Vociferaciones que alteran el otoño y profetizan la inminencia de un proceso que hará historia y se prorrogará en el tiempo. Hasta otra jornada de mayo, como este miércoles, ,en que un jubilado, sin capote y zapatillas raídas, enjugue, por enésima vez sus lágrimas y persista en el sitio al congreso. Una articulación colectiva y porfiada. Esta imagen de los miércoles de insondable elocuencia.. Producto ,quizás, de la tenacidad de ese pibe que arquea la espalda en procura del ángulo perfecto,. Obtura, el pibe. En tanto , artera, una lombriz de sangre salpica su cámara.
La memoria es un tatuaje del alma. Se lleva en la conciencia y obedece a sus dictados. Indeleble, eterno, nos dice quiénes fuimos y revela lo que somos. Testimonio para presentir destinos y decidir qué haremos
miércoles, 21 de mayo de 2025
21 DE MAYO
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