A Raquel
El gris echó a rodar un lunes sin más
señas.
Una esquina cualquiera doblé como al
descuido
y me encontré muy solo buscando una
respuesta,
un mínimo gesto, una razón para la
ausencia.
Vuelvo.
Recuerdo una retama trepando por la
siesta
y un perfume a lavanda aromando la almohada.
Todo está en la paciencia, sostienen
nuestros viejos,
se hace lento el camino para los que
regresan.
Esas risas alegres como si fueran
pájaros
¿son esas voces niñas que alegraron el
alma?
¿Y ese grito feroz y el miedo en las
entrañas?
¡y un poema , una flor, en una
barricada?
Atesoro memorias de leños encendidos
y sones de guitarra enamorando el alba
Vuelvo.
Aspiro los olores como un ciego en la
calle
y me guían tus óleos como lo haría un faro.
Mira lo que encontré desandando mis pasos:
una piedrita azul esta moneda rara,
una escalera larga para tocar el cielo
y unas ganas enormes de besar tus
pestañas.
Ahora, si en un cruce de esquinas otro
lunes se asoma
despliego tus colores y empuño las
palabras:
escribo que te quiero
y me crecen las alas
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