sábado, 6 de febrero de 2016

QUE VES CUANDO ME VES

(publicado en LA en 1994)

            En la Argentina del primer piso alguien asoma al balcón por donde pasa la gente y mira. En la del subsuelo otro alza los ojos hacia el cielo y ve. Son dos maneras de contemplar en este país de los desvelos.
            En el país de arriba rinden culto al altar del movicom mientras Dios toma sol en Punta del Este asediado por la prensa de la otra orilla. Abajo, en tanto, una multitud de promesantes desfila para tocar a San Cayetano.
            Al que ve no le gusta lo que ve. Los de arriba lo han educado para que reniegue de si mismo. Es la paradoja está el punto de contacto: ambos odian lo mismo.
            Fukuyama sonríe en las alturas; el nos ama. Pero….¿qué es esa sombra que avanza desde Chiapas?
            Zapata cabalga nuevamente en la desmesura americana. Aquí en tanto, el héroe nacional es el Malevo. Pronto será un nuevo Bairoletto. Aquí hasta Videla puede ser un nuevo Bairoletto.
            No, Videla no, porque en el país de los olvidos Videla nunca dejó de ser un hombre ejemplar.
            ¿Ves lo que yo veo?
            Cuenta Osvaldo Bayer que en Brasil se lanzó una campaña para evitar que la gente mantuviera animales domésticos porque estos, cuando escapaban, penetraban en la fronda alternando la armonía de los animales salvajes. Al mismo tiempo decenas de miles de hectáreas de bosque eran arrasadas por las multinacionales. Es como dijo don Atahualpa: a veces el árbol impide ver el bosque.
            El ejemplo aflora en razón de que en el país de los diez millones de habitantes por debajo de los límites de la pobreza y otro tanto haciendo cola para ingresar nos embarcamos en un debate tramposo, apresurado y falaz donde la Constitución es la convidada de piedra.
            En la patria de abajo el hambre danza un tanto lastimero y feroz; el llanto aumenta el fango y es cada vez más grande como portafolios en el PAMI.
            En el país de arriba la música es Light y celestial. Hay que mirar hacia delante, no hay que quedarse, viejo.
            En la Argentina de los que se miran el ombligo la realidad es una pelusa.

ELOGIO DE LA LUCHA

  Unas palabras iniciales para el libro de Federico Martocci y Pablo Volking, "La HuelgaAgraria de 1919", primera ediciójn de La T...