(publicado en LA en 1994)
En la Argentina del primer piso
alguien asoma al balcón por donde pasa la gente y mira. En la del subsuelo otro
alza los ojos hacia el cielo y ve. Son dos maneras de contemplar en este país
de los desvelos.
En el país de arriba rinden culto al
altar del movicom mientras Dios toma sol en Punta del Este asediado por la
prensa de la otra orilla. Abajo, en tanto, una multitud de promesantes desfila
para tocar a San Cayetano.
Al que ve no le gusta lo que ve. Los
de arriba lo han educado para que reniegue de si mismo. Es la paradoja está el
punto de contacto: ambos odian lo mismo.
Fukuyama sonríe en las alturas; el
nos ama. Pero….¿qué es esa sombra que avanza desde Chiapas?
Zapata cabalga nuevamente en la
desmesura americana. Aquí en tanto, el héroe nacional es el Malevo. Pronto será
un nuevo Bairoletto. Aquí hasta Videla puede ser un nuevo Bairoletto.
No, Videla no, porque en el país de
los olvidos Videla nunca dejó de ser un hombre ejemplar.
¿Ves lo que yo veo?
Cuenta Osvaldo Bayer que en Brasil
se lanzó una campaña para evitar que la gente mantuviera animales domésticos
porque estos, cuando escapaban, penetraban en la fronda alternando la armonía
de los animales salvajes. Al mismo tiempo decenas de miles de hectáreas de
bosque eran arrasadas por las multinacionales. Es como dijo don Atahualpa: a
veces el árbol impide ver el bosque.
El ejemplo aflora en razón de que en
el país de los diez millones de habitantes por debajo de los límites de la
pobreza y otro tanto haciendo cola para ingresar nos embarcamos en un debate
tramposo, apresurado y falaz donde la Constitución es la convidada de piedra.
En la patria de abajo el hambre
danza un tanto lastimero y feroz; el llanto aumenta el fango y es cada vez más
grande como portafolios en el PAMI.
En el país de arriba la música es
Light y celestial. Hay que mirar hacia delante, no hay que quedarse, viejo.
En