Modus perandi:p or la espalda |
Cambiemos
Balas de goma a los obreros de Cresta Roja, balas
de goma a los despedidos de La
Plata , entre ellas a la espalda de una mujer que tendrá de
por vida el registro de este tiempo violento. Balas de goma en las Itakas que la
seguridad ” apostó para preservar los
bienes de la toma tan simbólica como
pacífica de los desempleados de la comuna de
Santa Rosa. Se abren las apuestas
para establecer cuanto tiempo transcurrirá para que el compuesto de las vainas
mute por un material más duro.
La
respuesta la tienen las víctimas de ahora y la presumen las de mañana. Porque
una cosa es segura: persistirán las balas para reprimir la protesta social,
porque este procedimiento forma parte del catecismo del nuevo gobierno cuyos
predicadores más fervorosos (Bulrich-Michetti) lo repiten ante el hartazgo en
los viejos y renovados medios de
comunicación.
Para
colmo, el grado de alvearización del socio principal, el radicalismo, ha
llegado a tal grado que con estas tres semanas de ignominioso silencio ha
sepultado para siempre las expectativas que el partido de Alem, del viejo
Lebenshon, de Solari Irigoyen, de Karacachoff…de Ariel Velázquez (Si se nos
exige algo más de actualidad digamos del
partido de Raúl Alfonsín) reaccione ante la ignominia.
Hay
algo de inocencia en esta manifestación expectante y está dado por la
verificación de la incapacidad de respuestas condignas en este último lustro por
parte de los componentes centrales de esta agrupación que al cabo de poco más
de un siglo decidió su suicidio.
Muy
pocos de ellos, y de ese porcentaje de argentinos que decidió que un
representante de la derecha más ortodoxa llegara al gobierno por voto
popular, podrá argüir inocencia o
desconocimiento.
Porque
Macri no mintió, para nada. Fue fiel a sí mismo en sus constantes visitas
a la embajada de EEUU, ante los foros
económicos, ante esa vaguedad llamada
“el campo” que actúa como tapadera de la Sociedad Rural.
Macri no mintió en su debate con Chavez ni en sus tenidas gastronómicas con Mirtha.
Nunca ocultó su pensamiento de clase salvo, acaso, cuando en los últimos días
de campaña su gurú latinoamericano le aconsejó que ejecutara “La
Gran Menem ” inflando globitos, desdiciendo
sus dichos y ensayando nuevos pasos de baile por si acaso el balcón…
Los
exégetas de Cambiemos lo sabían. Obnubilaron sus juicios tras el festival del
colorinche y la vacuidad. Ya no aparecen
en faceook y sería bueno que alguien lo
hiciera para lograr algo de catarsis, dónde ensayar la sorna o descargar la
bronca.
Macri,
la representación más ostensible de esa figura ambigua que llamamos “poder”
ahora tiene, también el gobierno. El sueño de los dictadores catapultado por
los mecanismos de la democracia burguesa.
Ya lo había dicho ese anciano, y acaso primer
literato norteamericano “las elecciones siempre perpetúan las eternas
injusticias del Estado” Hablamos de Torheau, que entre otras cosas produjo ese manual para desobedientes tan apto
y tan actual para estas vacaciones, indispensable para el bolsillo de los
caballeros o la cartera de la dama.
En
el firmamento de las respuestas a tanta pálida ya han amanecido- como siempre-
las proclamas más activas y esperanzadoras de parte de esa porción de
argentinos que Scalabrini, con tanta
precisión y poesía, llamara “subsuelo de la patria”
Las
visualizamos en más de media docena de movilizaciones en las calles céntricas
de Santa Rosa y frente a Radio Kermes:
por la democracia, contra el ajuste, contra los despidos o la liberación de
genocidas y por la ley de medios.
Como
era previsible el movimiento espontáneo
tuvo reflejos más certeros e inmediatos
que la mayoría del establishment político partidario. Su fortaleza radica en su
convicción de origen y pertenencia y un ofensor unificado. Su debilidad: la
incertidumbre acerca de qué compuesto de clase ganará su conducción, porque ya
se sabe que si invaden los marines no es lo mismo que la resistencia la lidere
El Eternauta que el Pato Donald, para
hacerla simple y menos complicada.
En
la mediatarde de este
viernes pegajoso de enero muchos estarán lucubrando acerca de los
deberes de la hora. El qué hacer, lo que ciertamente nos remite a los maestros
que sobre este mismo tópico ya
formalizaron una representación del porvenir con mucha mayor enjundia de lo que
se puede esperar de este texto de contingencia.
Por si no bastare,
por si hiciera falta alguna otra
precisión nos refugiamos en lo que el genio de Einstein resumió en nueve
palabras: "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo
mismo"
Juan Carlos Pumilla