domingo, 1 de septiembre de 2024

¡AGUANTE LA POESÍA!




 La primera  aspa sucumbió una aciaga jornada de los noventa, pero a nadie le importó…

…………………..

Ahí estaba, acariciado por las brisas de  un siglo  perturbado. Incongruente en pleno centro, girasol de metal contrariando los afanes de la pretendida modernidad de la aldea

Estoico ante los vientos de la historia, referencia para desorientados, soportó con hidalguía las turbulencias y caprichos de las térmicas.

Y luego, el segundo  desgajo. Desde allí se fue deshojando hasta la tarde de esta semana en que nuestra mirada no fue  objetada por  ningún elemento que interrumpiera el horizonte.

Antes de eso fuimos constatando sus ausencias, acaso compelidos por una premonición funesta.

Cuando el último hierro fue vencido se acrecentó la responsabilidad de los recuerdos.

Cosas de la vida.

Menos mal el poeta, entrañable e insustituible.

Recién llegado de Doblas Marcelino Catrón le cantó, embelesando una noche en la primavera de COARTE.

Eran días de pan y vino…

Luego, lo que ya sabemos. En alguna cueva llora el peludo Valentín.

Y menos mal Susana Bienko que supo atesorar ese registro –dedicatoria del autor  incluida-,  en una articulación de contraolvido para que nadie se ilusione en que hemos perdido la memoria.

Ahí va, quizás convocando a algún cantor que lo esparza en nuevos aires:

 

UN MOLINO

Avenida Pedro Luro

Entre Irigoyen y Lagos

Hecho un ovillo de vientos

El molino está girando

 

Desde lejos lo imagino

helicóptero con zancos.

Tiene cabeza  de rondas

y colita de pescado

 

Un lugar en Santa Rosa

de paso casi obligado,

y estoy seguro que pocos

se detienen a  mirarlo

 

¡Si habrá pasado agua fresca

por el hueco de sus caños!

Me gusta que esté el  molino

entre Irigoyen y Lagos

 

 

 

 

 

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