miércoles, 20 de noviembre de 2019

¡Ay Rita!


¡AY RITA!

Rita Ssegato, a quien le debemos sensateces  que  han iluminado y enriquecido nuestras existencias, acaba de promover un examen acerca de  los acontecimientos en el altiplano.
Apresurada por fiscalizar   comprensiones caricaturescas  estereotipadas  de alguna  masa crítica del país No  vacila en adjudicar a otras voces  el pecado de interpretaciones sesgadas  y binarias soslayando el hecho que en su misma formulación subyace un soplo maniqueo.
Lo hace desde Buenos Aires, dirigiéndose a las compañeras y hermanas bolivianas. Por alguna razón, sus expresiones nos remiten al fallido y olvidable ensayo de Marx sobre Bolívar. Rimas de un  pensamiento que  reincide a través de la bruma histórica.
Segato , obnubilada por  su propio feminismo, evita deliberadamente abordar las cuestión boliviana y hemisférica dentro del marco de la lucha de clases, circunstancia que a todas  luces   hubiera promovido otros enfoques o  acaudalado su perspectiva.
Soslaya, utilizando como peso argumental un estado de ánimo, que las razones del golpe no son exógenas sino provocadas por las debilidades, errores y miserias de Evo y sus políticas.
Así, el presidente legítimo de Bolivia, ratificada su adhesión popular por diez puntos  de diferencia obtenidos en la última compulsa comicial, cae, en la exégesis de la antropóloga intelectual,   por machista, por su equivocada política ambiental  y el deterioro de su crédito social.
No parecen muy científicas sus consideraciones. Si alcanzaran otra estatura, se constituyeran
en coordenadas de análisis con más enjundia,  sus adherentes podrían concluir que si estos son los fundamentos del   a alzamiento,  los días de Bolsonao están contados.
Con la misma soltura y liviandad también podrían argüir que la mujer violada lo es como producto de sus traspiés,
segato oblitera la enunciación de los logros de cuatro años de gestión. En el mismo espacio temporal en que Macri devastó a la Argentina Morales elevó a su país al sitial más empinado de la independencia y la distribución de los recursos.
Negarlo, soslayarlo, adulterar este dato de la realidad conduce a sostener,  que la producción y  montaje de la monumental  maniobre sediciosa  no tuvo en consideración esa cuestión. Elemento cuya centralidad emerge  a poco que cualquier desprevenido se detenga a repasar el progreso o involución de los países de  la región  en el lustro.
Y por último, el peso de las palabras. Es decir el volumen ideológico que subyace o se infiere de una elaboración analítica:  Evo es invocado trece veces en un texto de tres páginas ; Camacho, dos .Curiosamente están ausentes en ese ensayo sobre lo que  acontece en el país hermano, las  palabras  resistencia,  Añez, asesinados, Trump, imperialismo, fascismo, pueblo .
En fin, duele el análisis, acaso por su indigencia y unilateralidad. Ciertamente, por provenir de quien proviene, una luchadora  que sigue manteniendo un plus de expectativa en nuestros corazones.




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