domingo, 6 de diciembre de 2015

Testigos

Transcurre el juicio a los represores pampeanos. Es agosto y hace frío pero el cronista queda atrapado en la portería de la Cooperativa Popular de electricidad por el relato de Juan Gonzalía., visiblemente, indignado por la infinita galería de vilezas que desenmascaran las audiencias.  Con gracia y precisión rememora un puñado de acontecidos en los que intervinieran policías corruptos. Uno de ellos es heredado en su juventud de boca de su padre. Ocurrió en el sur, una patota de policías atracó a un hombre de campo, Sebastián Calfuán,  para despojarlo del dinero que llevaba. “Vamos a tener que matarte” le dijo uno de ellos a lo que el asaltado respondió:” miren que tengo testigos, señalando a los teros que sobrevolaban   la escena.  Hubo risas y un disparo. El crimen quedó impune por varios años hasta que uno de los asesinos –acaso inspirado por las libaciones y la presencia de una ocasional bandada de teros- articuló una frase desafortunada frente a un investigador perseverante y memorioso: “miren, allá van los testigos de Calfuán…”

(de la serie inédita "Rimas") 

ELOGIO DE LA LUCHA

  Unas palabras iniciales para el libro de Federico Martocci y Pablo Volking, "La HuelgaAgraria de 1919", primera ediciójn de La T...