Te vi pasar y me enredé. ., Lo demás ,ya se sabe. Ahora, la mirada, inquiriendo en el médano rubricas de las huellas, escrutando en los rescoldos la brasa que perdura. La cofradía de aquellos fogones. Y los gajos, ¡los brotes de esos gajos! Y la lucha. Y la maravilla de la palabra que puede urbanizar en cuatro líneas una vida, un amor, tormentosa singladura de cincuenta años en este mar de arena.
La memoria es un tatuaje del alma. Se lleva en la conciencia y obedece a sus dictados. Indeleble, eterno, nos dice quiénes fuimos y revela lo que somos. Testimonio para presentir destinos y decidir qué haremos
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