Juan Carlos Pumilla
La memoria es un tatuaje del alma. Se lleva en la conciencia y obedece a sus dictados. Indeleble, eterno, nos dice quiénes fuimos y revela lo que somos. Testimonio para presentir destinos y decidir qué haremos
domingo, 30 de noviembre de 2025
ABRAZO, AHÍ
martes, 25 de noviembre de 2025
P Presupuesto y cultura
Los desvelos, pampeanos y nacionales, en torno al interrogante de por qué no hay presupuesto para cultura admiten varias respuestas pero, para simplificar el área de observación conviene inicialmente definir que –para este caso- resignamos el carácter antropológico del concepto de cultura limitándolo a la región de actividades artísticas.
Convenido
este código debemos subrayar que no es cierto que no se destinen dineros para
el área. De hecho se orientan (en abultadas cantidades) a realizaciones que, disfrazadas
en industrias culturales, son funcionales al esquema ideológico económico
dominante.
En
la lógica capitalista de socavar los rasgos identitarios para favorecer la
mediocridad y el adocenamiento, desarticular los vínculos sociales para pescar
en río revuelto, condenar el acto creativo por su alto contenido de indocilidad,
los administradores de los fondos públicos adscritos al mercantilismo solo irán
en socorro de aquellas realizaciones que no cuestionen o se opongan a estos
lineamientos.
Por
cierto la obediencia de los diversos gobiernos al liberalismo, donde lo que se
privilegia es el predominio del capital como elemento de producción y creador
de riqueza, no puede menos que conducir a que los fondos que se consignen a
todas las actividades sociales estén determinados por este concepto. Dentro del
capitalismo, todo, fuera del capitalismo, nada. O muy poco, porque gobiernos
timoratos, populistas, hipócritas, demagógicos, conservan la habilidad de
resguardar las apariencias y proteger sus imágenes respaldando con migajas
construcciones sociales genuinas.
Por
cierto abunda la crónica que desnuda una práctica lateral que consiste en
auspiciar con recursos irrisorios emprendimientos de los creadores. De esta
manera un mero viático se encarama a los escalafones más empinados del
proselitismo cultural.
Otras
veces, excepcionalmente, la demanda sectorial coincide con la frecuencia de un
funcionario o de un área de aplicación desobediente o más vergonzante y la
regla se rompe, pero los resultados son coyunturales y obviamente no crecen ni perduran
en el tiempo.
De
la lectura exhaustiva del vademécum presupuesto –cultura se desprende que Las
políticas generales son las que prevalecen conformando un entramado complejo
que puede desentrañarse apelando a una didáctica callejera insuperable: pan y
circo.
JUNIO DE 2008
viernes, 21 de noviembre de 2025
lunes, 17 de noviembre de 2025
¿QUIEN SE LLEVO EL CARTEL DE EMULSIÓN SCOTT?
No sabía
aquel ignoto colocador de carteles que su acción despertaría,
treinta... cuarenta años más tarde, la excitación de un grupo de vecinos
que, ante la visión del cartel, darían rienda suelta a la imaginación.
Por épocas,
cuando la negra infusión insinuaba alguna amenaza hepática o su precio conmovía
los bolsillos, los participantes del encuentro se trasladaban hasta uno de los bancos
de la plaza para proseguir con sus cavilaciones. No eran pocas: el prometedor anuncio incitaba a
introducirse en las costumbres de una ciudad tempranera, de calles
arenosas y publicidades menos agresivas, cuasi inocentes.
El cartel de
emulsión Scott desafiaba al pensamiento. ¿Cuántos santarroseños habrían apelado
a los beneficios del compuesto? ¿Qué adhesión concitaba aquella vieja farmacopea a
la luz de las posteriores trapisondas de las multinacionales?; pero,
fundamentalmente, ¿qué había sido de aquella generación (la de nuestros padres, de los
abuelos) frecuentadora del BASE Club, la Cirulaxia, o la
brillantina. Devotos del Glostora
Tango Club y la Revista Dislocada, de
Caras y Caretas y, de la vuelta del perro los domingos por la tarde
mientras “Piquito de Oro” propalaba la nueva cinta de Lana Turner, el
deceso de Tyrone Power, las secuelas de la guerra o los actos
pueblerinos...
La ciudad,
enseña ítalo Calvino, no dice su pasado, lo contiene como las líneas de una
mano, escrito en los ángulos de las calles, en las rejas de las ventanas, en
los pasamanos de las escaleras, surcado a su vez cada
segmento por raspaduras, muescas, incisiones,..
Quizá,
también, pueda leerse a través de estos indicios colocados en lo alto
de un edificio de la calle Irigoyen. No seria extraño que la sorprendente
logia de los Adoradores del Cartel de Emulsión Scott fueran concientes, o
tan sólo sospecharan, que sus descabelladas lucubraciones se
inscribían en una mágica cruzada. Recobrar, por ejemplo, un segmento del
pasado donde, probablemente, la felicidad fuera un suceso
cotidiano.
Muchas
veces, en un alarde de logística, delinearon aventuras nocturnas tras
la solapada intención de apropiarse del cartel.
Tantas veces como lo pensaron desdeñaron la idea; en algunas
ocasiones por falta de coraje; en otras, porque el egoísmo no se impuso
a la suave comprensión de que el cartel -en su lugar de origen- constituía un
estandarte de permanente apelación a la memoria e imaginación colectivas.
Momentos de
zozobra fueron vividos a lo largo de estos años. Preocupados,
los amigos corrieron presurosos al café cuando el diario anunció
que el edificio contiguo sería demolido. La tranquilidad retornó cuando
la piqueta se detuvo en el segundo piso, quitando al futuro la
contemplación de un estilo arquitectónico singular.
El grupo
también transpiró gruesas gotas de sudor cuando desapareció el majestuoso
águila que coronaba enfrente de la confitería del mismo
nombre. La depredación llenó de congoja a los contertulios, quienes
renovaron sus encuentros para controlar la perdurabilidad espacial del
cartel de emulsión Scott.
Hace unos
cuantos días algunos miembros del grupo derramaron ante nosotros lágrimas de
tristeza. Alguien, que nunca figurará en las crónicas policiales por hurto
calificado, se había llevado el cartel. Los amigos, aseguraron, seguirían
reuniéndose- esta vez definitivamente en el banco de la plaza- par diseñar planes
de recuperación y laboriosas pesquisas.
A medida que
pasan los días crecen los signos de una memoria ofendida. Obstinados, los amigos
piensan en ofrecer una jugosa recompensa a quienes aporten datos sobre el
paradero del cartel de Emulsión Scott.
El esfuerzo,
se nos ocurre, vale la pena. Tan sólo un aspecto de esta pasión –el ejercicio
de soñar- justifica el intento.
.........
1990-Tex to paara el ciclo de tv"Un pco de cultura"
lunes, 10 de noviembre de 2025
¿Cuánto cobrás, Feiinman?
viernes, 24 de octubre de 2025
FUNERAL DE LA ALEGRIA
Ni que hablar de esas ausencias
que deshilachan las rutinas. Ellos —los que roban sin ruido—se mimetizan en las
calles en las que el sol no alumbra. Una localización donde imperan los
Caballeros del Espanto cuya matriz de odio se aposenta, sin pudor, en la mesa
de los desamparados.
Prorratean las horas a su antojo, patrones del
tiempo.
Asoman, la noche del sosiego se repliega,
tal cual animal herido que no quiere ser visto. Ahí están. Sus alforjas rebosan
de lo que era nuestro: un gesto, una canción, el calor de un domingo sin apuro.
Pequeñas raterías. Desde su trono, el esperpento miente a mansalva, vocifera
entelequias. Nos ata el alma con el hilo
invisible de sus babas, madurando insomnios, abandonos, silencios que engordan, voces que ya no llaman. En esas arterias
de penumbra, la copla se vuelve esquiva, La angustia y el recelo se capitalizan
en cada esquina. Y la dicha —esa palabra que ya no se pronuncia—se evangeliza
en un espejismo.
Un libro que no se abre, un pan
que no alcanza.
Abrazos que se aplazan.
Mínimos timos a medida que nuestras existencias
se encogen. Estafas subrepticias que escasamente se insinúan. La dicha se eclipsa
entre exhalaciones, ganada por la
incertidumbre.
El daño opera según el lento
comportamiento de las manchas de aceite, inician minúsculas y luego lo cubren
todo.
Coral de las carencias:
Gestos amables trastocados en
rictus.
El café moroso en el boliche de
siempre.
Ese mantel desierto que abriga
una memoria somnolienta en un pliegue del hule.
La ronda cimarrona del mate
conversado.
La silla vacía, el timbre que no
suena, la carta que no llega.
El Leviatán avariento que todo engulle
no tiene rostro. Refugiado en esa inmunidad saquea lo esencial: la empatía, la
ceremonia del abrazo, la risa reparadora.
Y así…
Menguada felicidad de los impíos.
“Estoy luchando. Estoy en ello con todo mi corazón”,
musitó el bueno de Vincent Van Gogh un atardecer melancólico, luego de concluir
su lienzo “Anciano en pena”
De esta arquitectura se desprenden los desgarros. No por la
cuchillada feroz que invade y cala honda, sino por la lenta coreografía de mil
tajos diminutos. La vida se escabulle en su demora, como si no le faltara
tiempo, sino destino. Y en ese funeral sin flores, la alegría no muere de un
disparo: se extingue por omisión.
En la autopsia final
de la época el dictamen no grita: susurra. No señala heridas abiertas, sino
esos menoscabos invisibles. Allí, en lo intangible, se consuma el duelo de lo
humano
sábado, 18 de octubre de 2025
El que regresa
Por algún prodigio
antojadizo, cuyo hermetismo nos supera, Juan Carlos Bustriazo Ortiz emerge
diáfano y diferente de cada uno de los hombres que ha sido.
Por Puelches, lo
vieron. Por el arroyo Los Berros, por
Guatraché, acarreando ¡ay! su linterna de ¿cuatro... cinco? elementos, en sus transiciones de
linyera nictálope, de flamenco a milodón, de búho insomne a trovador
¡Si hasta dicen que fue
piedra!
“He visto un pájaro de anochecido vuelo” (*)
Ponderaciones del
peregrino, inventarios azarosos.
Siempre
está viniendo, lo que quiere decir que alguna vez se fue.
Partió, el hombre que
supo descubrir la belleza de un rostro Polifemo, que olvidó un cisne en la casa
de Rayén Leoncilla y confirmó en un
tango a compinches y tocayos. Volvió, el
que germinó una rosa entre la niebla y echó a dormir su siesta por la arena.
Cada vez que alzó vuelo,
dejó un poema. Un presente mínimo; acaso
una chaquira en el collar del tiempo, un papiro amarillo o una piedrita
azul... En fin, una manera de decir “no
me olviden”
“El viento está del sur, dijo una ninfA” (**)
Nos dejó, cada vez,
ensimismados en nuestros misereres y desde entonces fue una fiesta la hora del
retorno.
Durante sus ausencias
aplicamos la terapéutica que promueve la parábola de Bradbury.
Guy Montag somete al
fuego los libros que perturban, que cuestionan, que interrumpen los sosiegos
del hombre sometido.
Guy Montag, el quemador. Por estas dilataciones de la soledad lo
conocemos bajo otras apariencias, pero con similares corolarios. De manera que cada uno fue Juan Carlos a la
hora de procesar redenciones, socorrer atrevimientos e imaginerías.
Catequesis del
caldenar: contra el fuego, fuego.
En ese aprendizaje nos
transformamos en elegías y poemas puelches.
Voces de contramuerte, en noches de Temple y vino negro. Coplas
del crepúsculo vagando por el monte o callecitas floridas. Confirmaciones de que la vida es vida si
vence la memoria y sus deberes.
Ahora, Juan Carlos
Bustriazo Ortiz re-luce al cabo de una nueva travesía, con sus incógnitas y sus
silencios. Quizás tan solo musite ¡Brujalabra!, en la cúspide de un exorcismo lírico.
Será bastante.
Afuera, cantan albricias las calandrias y el
gozo se amplifica en clave de cuatro.
¡Cuatro!, buen número para reanudar el compromiso.
Porque para eso están
hechos sus poemas.
Para que se nos encarnen.
Juan Carlos Pumilla
Marzo 2006
(*
Ricardo Vaquer,”¿Duermen todos los pájaros de noche?”,1979
(**) JCBO, Inalén Cuyén, 1988
………
Texto ñpara
una edición frustrada de cuatro de sus
libros en marzo de 2006 impulsada por la Cámara de Diputados de La Pampa. Los
demás prólogos fueron concebidos por Edgar Morisoli, Oscar Santamarina y Walter
Cazenave.
jueves, 16 de octubre de 2025
Florita
Los altavoces del predio del Club
Pampero de Guatraché filtraban las albricias de la tarde estival y realzaban
las trovas criollas de Saúl Huenchul. Décimas subrayando las habilidades paisanas en esa
jornada de destrezas.
Por la noche el tono del payador
se sosegaría seduciendo a los asistentes de la vieja casa de Cultura con unos
versos alejandrinos que nuestra memoria aun contiene.
Saúl echó atrás el ala de su
sombrero en un implícito homenaje al Bardino y completó la articulación con un
saludo mudo a un amigo entre el público.
Guillermo Herzel encumbró su
brazo respondiendo, pero interrumpió la cortesía porque en ese momento
descubrió a Florita refugiada en las protecciones de la fronda.
Mientras caminaba hacia ella
Guillermo lucubraba acerca de lo
contento que se pondría Juan Carlos Bustriazo Ortiz cuando le comunicara sobre
esa presencia.
Resulta ocioso presentar a Juan Carlos.
Conoció a Florita en la pensión “Dos Picos”, esa que está a pasos de las vías.
Ambos se cruzaban en los pasillos saludándose con circunspección e
intercambiaban consideraciones mundanas
en el almacén de Dayup. Desde ese instante él se sintió profundamente atraído,
no obstante jamás se atrevió a
confesarle esos sentimientos. Ni siquiera en los bailes donde la belleza de la
joven iluminaba los galpones y el bandoneón de Godo tornaba propicia la relación. Pero Juan no bailaba.
Ella abanicaba sus pestañas y él sentía la brisa.¡ Ni qué
hablar de los fulgores de sus ojos claros abrasando su corazón!
Guillermo avanzó hasta nosotros y
en su semblante se acentuaba el júbilo. Sin preámbulos tocó el hombro
del poeta para notificar que Florita
quería saludarlo. Mirta y Raquel palmearon
sus espaldas con entusiasmo y voces de aliento. Tan emocionadas y
felices como él que ahora se dilataba en la hilera de eucaliptus desandando cuarenta
años de ausencia.
Hubo un apretón de manos y dos
sonrisas.
Huenchul dejaba constancias del singular tranco pasuco de un tordillo que despertaba las delicias de entendidos y profanos.
Espectadores de un momento único,
e irrepetible, no quedó pincelada alguna
que fuera indiferente.
Florita perseveraba esbelta y hermosa, igual que lucía en la fotografía que un profesional del oficio, tal vez Juan José Gozza, tomara en
su juventud. Hasta su cabello, prodigio del Koleston, permanecía inalterable.
Sus mejillas, cual piel de una manzana
madura, delataban el tiempo transcurrido pero, contrariando sus designios, acentuaban su encanto.
Se movían y las hojas crujientes
ejecutaban una sinfonía a cielo abierto.
Él se atrevió a liberarla de una ramita imperceptible
de sus hebras y ella sacudió una ilusoria brizna del pecho del camisaco pardo que esa misma mañana Mirta
había planchado con esmero.
Florita, recostada contra el
tronco del árbol plegó su pierna para
forjar un cuatro perfecto. Juan agitó los brazos, tal cual si volara.
Parecían pájaros.
Acaso lo fueran.
Florita, Florentina Pukemeier hoy
se prorroga en la evocación de su sobrina Silvia.
Juan, en la nuestra.
Luego, cuando las copas de los árboles promovían sombras
alargadas, en estos dominios de la Rubia Espesura, sobrevino un abrazo moroso y un adiós al que le sobraron
palabras.
“Ya se me apaga la copla,
brasita violeta del atardecer.
El aroma de la tierra,
ramito de ensueño, se vuelve mujer…”
Cuando retornó del
encuentro, radiante, blandiendo una sonrisa de campeonato, Milodón,Flamenco B ustriz, Búho Nictálope,
Linyera trashumante, se abstuvo de exponer
pormenores superfluos.
Salvo la médula
de un diálogo tan mínimo como esta historia que exhumamos de nuestros recuerdos, por si
acaso el olvido:
-Sabe Florita que yo estaba enamorado
de usted.
Un concierto carmesí inauguró una
comparsa en sus pómulos
-¿Quiere que le diga una cosa
Juan?, yo sentía lo mismo.
miércoles, 8 de octubre de 2025
Soneto por Gaza
Noticia:
Franja de Gaza, su
superficie es de 360 km2; Santa Rosa, La Pampa, Argentina, tiene 1500 km2. La
comparación resulta intolerable y toca a fuego nuestras conciencias. ¿Existe el
que, en sus delirios más extremos, pueda llegar a imaginar que en las
dimensiones de tan sólo dos barriadas (por ejemplo, ColoniaEscalante
y Villa Santillán) cayeran a diario toneladas de bombas y veeinte mil niños fueran asesinados?
…………………………………………….
Soneto por Gaza
(El tamaño del coraje)
En Gaza, donde el
mundo se congrega,
la sangre escribe
signos en la arena.
Un niño calla. Su
dolor se ensancha,
la flor oscura de
la noche llega.
No hay mapa que
contenga tanta herida,
ni cielo que no
tiemble en su mirada.
Cada rincón es
límite y es vida,
cada latido,
llama desgarrada.
No es el tamaño
lo que rige el fuego,
ni el territorio
el que mide el coraje.
Es la palabra,
enalteciendo el ruego,
el cuerpo que se
alza sin blindaje,
la dignidad que
danza el desespero,
y el alma que resiste
a su celaje.
sábado, 4 de octubre de 2025
Contra el viento
Prospera el
bajel entre resacas
como un verso desafiando la borrasca,
con pan y
empeño, con Knafeh y agua,
comparecen, alzando
esos cordajes.
Por ahí flamea una proclama airada
en lo más
empinado de los puentes.
A esa altura
se expone sin reparos
la dignidad de
un mundo que, insumiso
va contrariando
cercos de silencio.
ante
lacayos que bajan la mirada.
Son balandras
de carne y sueño.
Sublevadas, por el
grito de las madres,
o esas lágrimas huérfanas de sol,
de humo y de escombro, sepultadas.
Y del otro
lado el muro expresa,
un texto arcaico
de bloqueo y parca,
con drones
que patrullan un anhelo,
con leyes
que niegan tanto llanto.
Pero el mar insiste,
cual Sumud
germinando de
una biblia atea:
la que borra las
fronteras de los mapas
ni se deja sitiar por las tormentas.
Global y
férrea la flotilla se adelanta
sin vacilar, rumbo a barlovento
promoviendo fulgores en Kalkiliah,
talvez prorrogando
una esperanza.
ABRAZO, AHÍ
Hoy Pablo Grillo cumple años, y su nombre se vuelve más que un recuerdo: es presencia viva. Su mirada —esa que alerta y sostiene— atraviesa ...
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UVQ/TECNICATURA DE GESTION DE MEDIOS COMUNITARIOS HISTORIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Prof. Daniel Badenes TRABAJO PRACTICO N° 2...
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La alborada del 14 de setiembre de1941 consagró una transición que, setenta y un años más tarde, seguiría dando que hablar. Moría ...
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Teófilo Ivanowsky deserta de la milicia y se transforma en linyera. Allá, en Montevideo, renuncia a una historia e inmigrantes junto...






